“El futuro pertenecerá a la inteligencia artificial y el primer país que la domine será el gobernador del mundo”. Vladimir Putin.
Desde la concepción de la Inteligencia Artificial (IA) el tema se ha convertido en uno de los más recurrentes en el espacio cinematógrafico, películas como el Hombre Bicentenario, Ex Machina, Chappie o I am mother han intentado acercarse al mundo de los robots y a la hipotética relación entre ellos y los humanos.
Si bien es cierto que en términos simples la inteligencia artificial hace referencia a máquinas que a través de programas imitan la inteligencia humana; el campo es amplio, de acuerdo a un artículo de ORACLE el concepto a menudo se usa indistintamente con sus subcampos, que incluyen el machine learning y el aprendizaje profundo.
Replicar el cerebro y sus funciones a través de un dispositivo se ha transformado rápidamente en uno de los proyectos más ambiciosos de las últimas décadas, quizá, cuando el cine y la ficción lo plantearon la posibilidad se contemplaba lejana, pero hoy mucho de lo que consideramos acciones cotidianas suceden gracias a la programación.
Actualmente smartphones, redes sociales, asistentes virtuales, automóviles y un sinfín de aparatos electrodomésticos funcionan gracias a las aportaciones de la Inteligencia Artificial, de acuerdo a datos de CISCO se prevé que en los próximos años se conecten a internet 50 mil millones de objetos como lámparas, refrigeradores, bocinas y televisores, entre otros.
Por otro lado, el Foro Económico Mundial ha mencionado que para el 2030 se tendrá acceso a múltiples fuentes de datos para revelar patrones de enfermedad y ayudar a su tratamiento; además refiere al menos tres posibles maneras en las que la Inteligencia Artificial podría revolucionar la medicina: 1) atención predictiva, 2) hospitales conectados en red, atención conectada y 3) una mejor experiencia de pacientes y personal.
Aunado a lo anterior esta misma institución menciona que la automatización creará 97 millones de nuevos puestos de trabajo en el futuro; contrario a lo que la propia ciencia ficción ha propuesto en muchas ocasiones, los robots no son un enemigo, en la actualidad ayudan a los humanos en empleos que pueden ser considerados de alto riesgo y/o arduos; por ejemplo, se prevé que en Escocia la robótica de asistencia social mejore la vida de muchas personas; ya que los científicos han comenzado a usar las tecnologías de sensores para llevar a cabo funciones como el control de las condiciones de salud; e incluso se piensa que esta tecnología también puede ayudar a las personas con algunas tarea simples.
Hay que resaltar que la IA no solo hace referencia a las máquinas con aspecto humanoide, sino también a procesos para permitir predicciones, reconocer patrones, pero sobre todo, prevenir riesgos cibernéticos, por lo que su implicación en los negocios es de vital importancia, de acuerdo al informe Estado de la Inteligencia Artificial 2021, emitido por McKinsey & Company el 58% de las compañías ha incorporado en 2019 al menos una función de IA en un proceso o producto, frente al 47% que lo hacía en 2018; además el 63% afirmó que esta tecnología ha generado un aumento de ingresos en las unidades de negocio en las que se ha aplicado.
El tema es amplio, no solo llegó para quedarse sino para crecer imparable y transformar significativamente todos los ámbitos y los modelos. Aunque aún quedan muchos caminos por develar, se debe considerar que la tarea no se puede realizar de forma aislada, por lo que gobiernos y empresas privadas deben continuar trabajando conjuntamente.