“La presencia de los migrantes y de los refugiados, como en general de las personas vulnerables, representa hoy en día una invitación a recuperar algunas dimensiones esenciales de nuestra existencia cristiana y de nuestra humanidad […]” Papa Francisco
Durante muchos años, la migración e inmigración han sido parte fundamental del crecimiento mundial, diversas naciones se han desarrollado gracias a las aportaciones derivadas del conocimiento, compromiso, agradecimiento y amor al lugar de millones de personas que han tenido que dejar su lugar de origen.
Es así que cada año, cientos de miles de personas abandonan sus países para escapar de situaciones como la violencia, el narcotráfico, la falta de empleo o la pobreza, entre muchas otras. Desafortunadamente, en diversos casos la desesperación a la que se ven sometidos hace que estén dispuestas a tomar acciones desesperadas con la esperanza colocada en nuevos horizontes.
Los libros, las historias y el cine nos hacen no perder de vista cuestiones importantes, hace poco, en una de las múltiples plataformas de streaming pude ver “Sin señas particulares”, ópera prima de una talentosa directora mexicana, la cual relata el viaje de una mujer de campo y que desconoce las vicisitudes de los ministerios públicos, quien incluso no sabe leer ni escribir pero que aún así busca incansablemente a su hijo que decidió emigrar para cruzar la frontera con una promesa importante “buscar su propio camino”.
La cinta nos presenta una descripción realista de la violencia, las desapariciones forzadas y un, cada vez, más borroso límite entre una vida mejor y el sometimiento a la barbarie por los cárteles que invaden las fronteras entre países.
Los tormentos a los que han sido y continúan siendo sometidos, tristemente, han aumentado; pese a los esfuerzos en cuanto a políticas públicas para detener los abusos aún hay un sin número de historias a las que se les debe hacer justicia y que deben ser atendidas. Lamentablemente, el tráfico ilícito de migrantes se ha convertido en un tema de vital importancia a nivel global, éste perjudica gravemente a un gran número de países que se han transformado en puntos de origen, tránsito o destino.
Y es que derivado de la naturaleza del crimen, evaluar la dimensión real de este delito, es difícil, sin embargo, de acuerdo a datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) publicados en el documento “La globalización del crimen. Evaluación de la amenaza de la delincuencia organizada transnacional”, sobre la base de dos de las principales rutas del tráfico ilícito: de África oriental, septentrional y occidental hacia Europa y de América del Sur hacia América del Norte, se estima que este delito produce anualmente alrededor de 6,750 millones de dólares de los Estados Unidos para los delincuentes que operan en estas regiones solamente, aunque incluso se presume que esa cifra presumiblemente es mucho mayor en el plano mundial.
La misma institución antes mencionada, ha destacado recientemente la falta de justicia para los migrantes, afirmando en la Sección de Trata de Seres Humanos y Tráfico Ilícito de Migrantes (HTMSS) que a pesar de la gravedad de estos delitos, las autoridades nacionales apenas actúan y, en algunos casos, los funcionarios son cómplices de estos crímenes.
Por otro lado, de acuerdo a datos emitidos por la iniciativa STARSOM, que tiene como objetivo fortalecer la respuesta de la justicia penal al tráfico ilícito de migrantes y proteger los derechos de los migrantes a través de las rutas que conducen a América del Norte, y la cual es apoyada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) una de las principales tareas debe ser la formación y la profesionalización de aquellas personas dedicadas a la complicada labor de la investigación en estos temas, por lo que el pasadomarzo se brindó capacitación a la policía de la región de Tapón del Darién en América Central, ya que los migrantes en esta zona son regularmente objeto de abuso, violencia y agresión sexual, siendo las mujeres y niñas las principales víctimas.
El tema podría continuar con muchos análisis, pero de lo que sí estoy convencido es que nadie parte de su patria sin sentir cierto dolor, que dejar en ocasiones familia, amigos y bienes debe ser angustiante, que renunciar a todo aquello que por momentos te define es hiriente, es por ello que hoy debemos no perder de vista que se requieren políticas públicas innovadoras y proyectos que impulsen la creación de apoyo para los migrantes.