“El odio ha causado muchos problemas en el mundo, pero no ha ayudado a solucionar ninguno”.
Maya Angelou
Es innegable que la ciencia y la innovación tecnológica han impulsado grandes cambios, además de impactar en cada una de las diversas áreas de nuestra cotidianidad; sin embargo, la sociedad poco a poco a caído en una espiral de discursos de odio, donde el resentimiento, el rechazo y la intolerancia se han vuelto los protagonistas en muchas de las historias de los noticiarios.
Sin embargo, bien lo diría el político y filántropo Nelson Rolihlahla Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, y que en nuestra actualidad debe tomar una fuerza significativa. Aún nos enfrentamos a problemas serios como la trata de personas, el racismo, la violencia hacia las mujeres, la disparidad en la riqueza, la salud y el acceso a las oportunidades, entre otros.
Derivado de lo anterior y con la finalidad de establecer líneas claras que ayuden, la Oficina de las Naciones Unidas para la Prevención del Genocidio y la UNESCO presentaron el pasado lunes la guía Combatiendo los discursos de odio a través de la educación la cual deberá servir como una herramienta de referencia para garantizar que el discurso del odio, tanto en línea como en la calle, se aborde y contrarreste de manera efectiva a través de la educación.
En nuestra actualidad, las escuelas, los profesores y la enseñanza desempeñan un papel fundamental en los años de formación; pero a este esfuerzo hay que añadir temas importantes: el primero, replantearnos la forma en la que se traza la línea entre un posible discurso de odio y la libertad de expresión; dos, la importancia de desarrollar habilidades de ciudadanía digital y tres fortalecer los componentes de aprendizaje psicosocial y emocional.
Se ha observado un incremento de la violencia, el racismo y la xenofobia; tan solo durante el 2020 y el 2021 los casos de agresiones verbales y físicas contra minorías de origen asiático se dispararon, sobre todo por considerarlos “culpables” de la propagación del virus SARS-CoV-2.
Desafortunadamente, el tema no queda solo en algunos ciudadanos sino que incluso el año pasado en un artículo emitido por Human Rights Watch se mencionó que, en algunos casos, líderes gubernamentales y altos funcionarios han alentado directa o indirectamente los crímenes de odio mediante el uso de una retórica hostil.
Encontrar la frontera entre la libertad de expresión y los insultos se ha vuelto incierta y confusa, muchos usan día con día las redes sociales para impulsar el denominado supremacismo blanco y la llamada Teoría del reemplazo ha promovido y respaldado la xenofobia; es cierto, en algunas ocasiones las opiniones pueden llegar a herir susceptibilidades, pero bajo ninguna circunstancia deben incitar a la violencia o a la discriminación.
Las historias no dejan de repetirse, e incluso los propios centros educativos parecieran ser blanco de la violencia, el pasado lunes 27 una mujer identificada como transgénero atacó con dos rifles de asalto y una pistola, una escuela presbiteriana y escribió, poco antes de las agresiones un manifiesto.
Es por ello que la guía que presentó la UNESCO deberá ser un parteaguas para las nuevas generaciones, se trata de directrices para abordar cuestiones importantes tales como: romper estereotipos, alejarnos de prejuicios, y sobre todo, abordar de forma empática los traumas y la estigmatización, porque hoy la paz no solo es un camino a tomar es la única elección ante un pasado y presente violentos. Es el momento de tomar consciencia y actuar.
*Analista en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.
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