“Vivimos en un mundo donde todas las guerras comenzarán como ciberguerras... Es la combinación de piratería y campañas de desinformación masivas y bien coordinadas”.
Jared Cohen
Es sorprendente la forma en la que la tecnología se ha abierto paso en casi todos los aspectos de nuestra vida. Por ejemplo, los teléfonos móviles de Star Trek, los drones militares proyectados en Terminator o el smartwatch presentado en Dick Tracy, parecían locuras solo imaginadas en películas; pero la realidad ha comenzado a quedarse rezagada.
Muchos de los avances fueron pensados para facilitar la existencia humana, sin embargo, también han sido usados en su contra, y la implementación del internet en casi todas las áreas ha hecho cada vez más probable la idea de una guerra cibernética que, aunque no sea visiblemente cruenta, sí será al igual que muchas otras de larga duración y de alcances impensables.
La ciberseguridad se ha convertido rápidamente en un tema de preocupación mundial. Tan solo el pasado 2 de marzo, la administración Biden-Harris presentó una fuerte estrategia nacional de ciberseguridad, que aunque no es la primera en este país, sí es la única que impulsa una regulación federal más agresiva y completa. De acuerdo al comunicado emitido por la Casa Blanca se pretende reimaginar el contrato social cibernético, es decir, que aquellas empresas más capaces y mejor posicionadas sean quienes asuman mayor carga en la administración de los riesgos.
Se señala a los denominados ransomwares como amenazas a la seguridad nacional en lugar de sólo como actividades delictivas, lo anterior después de los ataques que se han presentado a redes de hospitales, gasoductos y servicios de agua, los cuales rápidamente escalan y ponen en peligro a millones de personas.
Finalmente, pone la mira en uno de los elementos más significativos con respecto a la ciberseguridad: la necesidad de inversión y profesionalización de la fuerza de trabajo. La tecnología y las redes digitales están por todas partes, como los sistemas automatizados y los sensores que permiten el funcionamiento de redes importantes; por lo que capacitación, respuesta de acción y eficiencia, son elementos determinantes en un operador.
Incluso de acuerdo al Informe Global Cybersecurity Outlook 2023 del Foro Económico Mundial, el 59 % de los líderes empresariales y el 64 % de los líderes cibernéticos clasificaron la contratación y retención de talento como un desafío clave para gestionar la ciberresiliencia.
Los números, aunque no alentadores, nos brindan un panorama para continuar avanzando, en información presentada por el Consorcio internacional de Certificación de Seguridad de Sistemas de Información en su Estudio de la Fuerza Laboral de Ciberseguridad 2022, se descubrió que actualmente hay una carencia de 3.4 millones de profesionales capacitados de la ciberseguridad a nivel mundial. Esta brecha de competencias se ha más que duplicado desde el 2019.
Desafortunadamente, incluso pareciera que los propios directivos se encuentran negados a dar el peso que merece la ciberseguridad, y es que de acuerdo a un análisis de Kaspersky, tan sólo en América Latina, el 20 % de directivos que no pertenecen al área de TI no se sentirían cómodos expresando que no entienden algo durante una reunión, y bien sabemos que el desconocimiento en muchas ocasiones abre una ventana para un ataque mayor.
Mucho queda por avanzar y analizar, pero no perdamos de vista que actualmente es uno de los temas más trascendentales, por lo que no se debe tomar a la ligera, ya que los peligros están tanto en el sector público como privado.