Iglesias bajo acecho
En los últimos cinco años, los ataques por motivos religiosos y la intervención del crimen organizado han aumentado. Dirigentes religiosos alertan sobre los riesgos para los ministros y la urgencia de fortalecer la justicia antes de las próximas elecciones presidenciales
“Los otros narcos convivían con la población”, afirma Rafael Bonilla López, sacerdote católico que cobró notoriedad al encarar a hombres armados que ingresaron a su templo mientras oficiaba misa en un poblado de la zona de Tierra Caliente, Michoacán.
“Los nuevos narcos ahora agreden a la población”, agrega el presbítero, quien relató a InsightCrime, portal especializado en seguridad nacional, cómo se enfrentó a nueve sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), quienes se identificaron como “los que controlan la zona”.
Los religiosos de la zona de Tierra Caliente saben de la evolución del crimen. En las últimas dos décadas han lidiado con diversos grupos criminales: desde el Cártel del Milenio hasta los cárteles de Sinaloa y Jalisco, pasando por los Zetas, la Familia Michoacana y los Caballeros Templarios, con cuyos sicarios han tenido que interactuar para solicitar paz y proteger a los feligreses.
El “antes” y “después” en la actividad criminal ha sido registrado por el Instituto Internacional para la Libertad Religiosa (IIRF, por sus siglas en inglés), que en colaboración con Global Christian Relief, han construido una base de datos sobre agresiones por motivos religiosos en México, revelando que estos casos van en aumento.
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Entre 2007 y 2023, el IIRF ha contabilizado 552 actos violentos por motivos religiosos. De ellos, 354 (64%) ocurrieron durante el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador (2019-2023), lo que representa más del doble de los 168 incidentes registrados durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto (2013-2018) y supera por 11 las 30 agresiones reportadas durante la gestión del presidente Felipe Calderón (2007-2012).
La base de datos del IIRF y de Global Christian Relief abarca desde robos a las alcancías de las iglesias y agresiones por intolerancia religiosa hasta extorsiones, secuestros y asesinatos de ministros de culto.
Según los datos de ambas organizaciones, los ataques atribuidos al crimen organizado se han disparado en los últimos cinco años.
Mientras que entre 2007 y 2012 hubo 20 actos violentos asociados a grupos criminales, en el sexenio 2013-2018 fueron 76, y para el periodo 2019-2023 ocurrieron 184.
“Quiere acallar a toda una institución”
A propósito del próximo inicio de las campañas presidenciales, la Conferencia del Episcopado Mexicano lanzará esta semana la convocatoria para la segunda fase del Diálogo Nacional por la Paz. De este diálogo surgirá un listado de peticiones dirigidas a los candidatos a la Presidencia de la República para frenar el clima de violencia en el país y el hostigamiento que sufren las iglesias y sus integrantes en el territorio nacional.
El Centro Católico Multimedial (CCM) emitió algunas de las señales de alerta más importantes, señalando que 10 sacerdotes han sido asesinados durante el actual sexenio, se han registrado 26 agresiones semanales contra templos (especialmente robos y saqueos), y los párrocos han enfrentado 850 extorsiones y amenazas en el último año.
En entrevista con ejecentral, el padre Omar Sotelo, director del CCM, advierte que los ataques contra sacerdotes representan una realidad preocupante, ya que la agresión no es sólo contra una persona, “sino que se trata de silenciar a toda una institución, porque un sacerdote es un estabilizador social”.
Detalla: “Cuando se elimina a ese estabilizador social se da paso a la creación de nuevos actores, como el crimen organizado, que comienza a enquistar la narcocultura, la narcoeconomía y la narcopolítica. Hemos visto estados de la República donde la delincuencia controla territorios y comunidades enteras”.
Sotelo sostiene que sí existe una intención deliberada por parte de las bandas del crimen organizado para disminuir la influencia de la Iglesia católica, por lo que el próximo cambio de gobierno debe servir para replantear la estrategia de seguridad.
“Cuando el crimen organizado se encuentra con un organismo como la Iglesia, que estabiliza la zona, prestando no sólo servicios religiosos, sino en la protección de los derechos humanos, apoyo a migrantes, asistencia en educación y salud, incluso ofreciendo bolsa de trabajo, pues esa influencia va en contra de los intereses de la delincuencia”, argumenta.
Creyentes, expuestos a la violencia
El pasado 12 de enero, el papa Francisco posteó en su cuenta de X (antes Twitter) un mensaje con motivo del hostigamiento que sufren miles de cristianos por sus creencias.
“Más de 360 millones de cristianos en todo el mundo sufren persecuciones y discriminaciones a causa de su fe, y son cada vez más aquellos que se ven obligados a huir de su propia tierra. El camino hacia la paz pasa también a través de la protección de la libertad religiosa”, escribió el jerarca católico.
El mensaje parecía una premonición del informe World Watch List 2024, publicado por Open Doors International el 24 de enero. Esta organización sin fines de lucro se dedica a proteger a creyentes en 70 países del mundo.
Casi cinco mil cristianos de todo el mundo fueron asesinados por su fe en 2023, unos cuatro mil sufrieron secuestro, casi 15 mil iglesias resultaron atacadas o cerradas y más de 295 mil cristianos fueron desplazados por la fuerza de sus hogares. Estos son algunos hallazgos de la World Watch List, que ubica a los 50 países donde los creyentes sufren mayor acoso.
México ocupa la posición 37, con un nivel de persecución “muy alto”, según la metodología de Open Doors International.
“Aunque la mayoría de la población de México es cristiana, muchos creyentes viven en peligro de persecución, particularmente por parte de bandas criminales, cárteles de la droga y grupos indígenas”, refiere el estudio, que ubica a la violencia, el asesinato y las agresiones a la familia como las principales formas de persecución.
“En muchas partes del país, la presencia de grupos criminales está creciendo. Los cristianos que hablan valientemente en contra de sus actividades o que participan en trabajo comunitario o evangelización (especialmente con jóvenes, drogadictos y migrantes) son considerados una amenaza, y eso los convierte en un objetivo. Las autoridades no han podido frenar la creciente influencia de estos grupos criminales, lo que deja a los creyentes aún más expuestos a ataques”, agrega el reporte sobre México.
En algunas comunidades indígenas, según el documento, aquellos que optan por abandonar creencias ancestrales y tradicionales para convertirse al cristianismo enfrentan ostracismo, multas, encarcelamiento y desplazamiento forzado.
“Dado que los líderes indígenas son quienes administran justicia en esas zonas, los creyentes no tienen a quién recurrir para investigar las irregularidades y proteger su libertad religiosa”, se consigna.
Mayor control territorial del narco
Gertrudis Cruz de Jesús y Cliserina Cruz Merino eran catequistas de la Parroquia de San Juan Bautista en Copala, perteneciente a la diócesis de Huajuapan de León, Oaxaca. En junio pasado, sufrieron un ataque por parte de un grupo armado.
De acuerdo con los informes de la Fiscalía General de Oaxaca (FGEO), ambas mujeres viajaban en el asiento trasero de una camioneta perteneciente a dicha institución, la cual les brindaba acompañamiento durante su traslado, momento en el cual sufrieron una agresión con armas de fuego.
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También en junio pasado, Esther, de 44 años, y su hijo Abdiel, de 23, viajaban en un automóvil compacto desde Fresnillo, Zacatecas, con destino a Guadalajara, Jalisco, cuando fueron emboscados por presuntos sicarios del Cártel Jalisco Nueva Generación. Esther era pastora de una iglesia cristiana en el municipio de Durango.
Según la base de datos del IIRF, entre 2007 y 2023 se han registrado 139 asesinatos por motivos religiosos en México. De ellos, 17 ocurrieron durante el sexenio de Calderón, 74 durante el gobierno de Peña Nieto y 48 en lo que va de la presente administración.
Los datos del IIRF no detallan la religión que practican las víctimas, ya sean letales o no, de las agresiones. Sin embargo, se advierte que 233 ataques han sido contra cristianos, incluyendo evangélicos, bautistas y adventistas; 207 contra católicos y 89 contra protestantes. En 23 casos, no se pudo determinar la denominación religiosa.
“Lo que observamos en el territorio nacional a partir de las visitas que realizamos a los diferentes estados, parroquias y diócesis, es que se está teniendo un mayor control territorial por parte de los grupos delictivos”, opina el sacerdote Jorge Atilano, director del Centro de Investigación y Acción Social Jesuitas por la Paz y autor del libro Reconstrucción del tejido social: una apuesta por la paz.
“Este control se refleja en la cooptación de policías, en cobros que se hacen a los productores agrícolas, control de la tala de árboles, control de mercados, y nos preocupa que estamos viendo cada vez más control de la organización social, donde desde luego están presentes las iglesias”, añade el presbítero.
Urge fortalecer el sistema de justicia
Más de 14 mil 700 iglesias o propiedades cristianas, como escuelas y hospitales, fueron atacadas en 2023 en todo el mundo, lo que representa un aumento de seis veces en comparación con los ataques registrados el año anterior.
En China se cerraron al menos mil iglesias. En la India, turbas violentas asaltaron propiedades cristianas. Y en Argelia, donde había 47 iglesias protestantes oficiales, sólo cuatro permanecen abiertas y ahora están bajo intensa presión. En México, la World Watch List documenta 42 casos de iglesias que fueron atacadas o cerradas, lo que coloca a nuestro país entre los primeros 10 con más templos agredidos.
Al respecto, la base de datos del IIRF toma en cuenta no sólo agresiones y cierres de templos, sino también amenazas y actos de amedrentamiento contra quienes custodian los lugares de culto.
En tal sentido, el documento del Global Christian Relief contabiliza 306 actos violentos contra templos religiosos en México, 239 de los cuales se han reportado en lo que va del actual gobierno federal.
“Yo no veo un plan del crimen organizado para atacar a la Iglesia, ni de parte de la Iglesia hay una intención de confrontar al crimen organizado, eso es muy riesgoso y por ahí no es la vía”, apunta Jorge Atilano. “Más bien estamos favoreciendo los diálogos entre autoridades, sociedad civil, empresarios y estamos tendiendo puentes para encontrar soluciones a estos problemas”.
Ante la proximidad de las campañas electorales y de las votaciones de junio, el director del Centro de Investigación y Acción Social Jesuitas por la Paz hace un llamado a los candidatos presidenciales:
“Resolver el tema de la violencia requiere de la colaboración ciudadanía-gobierno, se necesita recuperar las buenas prácticas, humildad para construir juntos las propuestas que se necesitan y lo urgente es fortalecer el sistema de justicia”.
Finalmente apunta: “En México se necesita quien ponga límites a los grupos delictivos y el sistema de justicia está muy debilitado, hay mucha corrupción y necesitamos habilidades de investigación para resolver los casos y que no queden en la impunidad”.
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