Desde los albores de la domesticación canina hace entre 15 mil y 50 mil años, los humanos han dejado su huella en los rasgos físicos de los perros, ya sea de manera consciente o inconsciente. Un reciente estudio realizado por científicos japoneses sugiere que el color de los ojos en los perros, específicamente la prevalencia de ojos oscuros, podría ser resultado de la influencia humana a lo largo de milenios.
Los científicos de la Universidad de Ciencias de Teikyo señalan que, mientras que los lobos, ancestros de los perros, tienden a tener iris más claros, la domesticación ha llevado al surgimiento de ojos oscuros en algunos perros primitivos. Este cambio podría haber sido favorecido por los humanos, posiblemente de manera inconsciente, durante el proceso de domesticación de lobos a perros.
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La investigación, publicada en la revista Royal Society Open Science, comparó el color del iris en lobos grises y perros domésticos, descubriendo que los perros tienden a tener pelajes más oscuros y ojos rojizos. Luego, evaluaron la percepción humana del color de ojos, presentando imágenes de perros con ojos claros y oscuros a participantes, quienes calificaron a los perros según distintos rasgos de personalidad.
Los resultados revelaron que los perros con ojos oscuros fueron percibidos como más amigables, tranquilos, sociables y dependientes, y menos agresivos, inteligentes y maduros en comparación con sus contrapartes de ojos claros. La asociación de los ojos oscuros con la inmadurez podría influir en la disposición humana a proteger y cuidar a estos caninos.
Aunque el estudio destaca la posible conexión entre la preferencia humana y la evolución del color de ojos en los perros, sugiere que esta característica podría haberse desarrollado como una forma de enviar señales no amenazantes a los humanos. Este vínculo evolutivo revela cómo la convivencia milenaria entre humanos y perros ha influido en aspectos sutiles pero significativos de la anatomía canina.
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