Hoy no circula la educación ambiental

20 de Noviembre de 2024

Vicente Amador

Hoy no circula la educación ambiental

VICENTE AMADOR

«La única idea genial después de dos semanas de mucho pensar es prohibirle a la gente utilizar su auto para trabajar» Sergio Sarmiento, Periódico Reforma.

Es bien conocida la contaminación del aire en la Zona Metropolitana del Valle de México (ZMVM). Expertos afirman que respirar en la capital del país equivale a fumar varios cigarros diarios. La misma Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) reconoció hace algunos días que la mala calidad del aire provoca más de 22 mil muertes al año.

Sin embargo, el dato más alarmante lo da la misma Organización Mundial de la Salud (OMS), al señalar que hasta 2012 —son las cifras más actualizadas con las que cuenta el organismo— unos 7 millones de personas murieron como consecuencia de la exposición a la contaminación atmosférica. En otras palabras, una de cada ocho del total de muertes en el mundo. La misma OMS expresa que estos resultados «duplican con creces las estimaciones anteriores y confirman que la contaminación atmosférica constituye en la actualidad, por sí sola, el riesgo ambiental para la salud más importante del mundo».

Qué sorpresa se llevaría el viajero alemán Alexander von Humboldt —quien alguna vez llamó al Valle de México «la región más transparente»— si, más de doscientos años después, atestiguara desde uno de los altos edificios del antiguo Distrito Federal, la nata de contaminación que hoy impediría ver al Iztaccíhuatl y al Popocatépetl, gigantes que tanto lo impresionaron.

En la Ciudad de México (CDMX) la contaminación empezó a agudizarse en los años setenta y hasta ahora no ha disminuido. Alrededor del pasado 12 de marzo, los habitantes de esta capital padecimos los días más contaminados en 14 años. El pronunciamiento de las autoridades ambientales ante la contingencia ambiental activó por algunos días la prohibición de circulación de automóviles según la terminación de placa o engomado.

No obstante, la semana pasada la CAMe informó que se suprime la fase de precontigencia, por lo que de inmediato se activó la contingencia. Por ello, a partir del 5 de abril y hasta el 30 de junio se modificará el Hoy no Circula y aplicará para todos los automóviles sin importar el holograma asignado en su última verificación. La decisión aplica para todos los vehículos que transiten por las 16 delegaciones de la CDMX y 18 municipios del Estado de México.

La creatividad de los connacionales es tremenda, y más tardaron en anunciar la medida, que las redes sociales en circular memes: “Se cambia camioneta BMW 2016 por 7 tsurus”, “—¿Y la Cheyenne, apá? —no circula en sábado, mijito”, o la imagen de un viejo microbús con la leyenda “mi próxima adquisición. Al fin que estos circulan diario aunque se caigan a pedazos”.

Datos tóxicos

Sí. Los memes son entretenidos, pero revisemos también algunas cifras sobre el transporte. Primero, conviene contextualizar la incidencia contaminante de cada sector. Según la Secretaría del Medio Ambiente (SEDEMA) de la capital del país, en la ZMVM el transporte colabora con el 46% de las emisiones contaminantes. Los otros dos principales contribuyentes son la industria, que aporta un 21% de las emisiones y el sector habitacional, un 20%.

¿Y cuántos son los vehículos que circulan en la ZMVM? Tomemos en cuenta las entidades federativas que conforman la misma CAMe. Hasta el 2014, entre vehículos públicos y particulares —tomando en cuenta automóviles, camiones para pasajeros, camiones y camionetas para carga y motocicletas— en el Estado de México había 5,185,808 vehículos registrados. De igual manera, 4,737,749 en la Ciudad de México; 1,315,969 en Puebla; 945,126 en Hidalgo; 538,864 en Morelos y 336,104 en Tlaxcala. Si consideramos que en todo el país hay 38,023,535, las unidades de la ZMVM representan el 34.3% del total.

Resulta interesante revisar también el aumento de vehículos a lo largo de diez años. Tomemos el caso de las dos entidades federativas con mayor número de automóviles. En el 2004 en el Estado de México había 1,229,299 vehículos. Para el 2014 el número creció en un 420%. En el caso de la Ciudad de México, en el 2004 había 2,556,032. Una década después, creció casi en un 185%, aproximadamente.

Tres últimos datos, muy reveladores. En el caso del Estado de México y del Distrito Federal (un poco más en este último que en el primero), aproximadamente la mitad de las personas tardan entre 16 minutos y una hora en llegar a su centro de trabajo. Entre ellos, casi el 68% ya utiliza el transporte público en la CDMX y casi el 60% en el caso del Estado de México. Sólo el 2% utiliza la bicicleta en la capital del país, y el 3.8% en el Edomex.

No por poco, los vehículos que circulan en la zona metropolitana recorren una distancia diaria equivalente a casi 6000 vueltas a la tierra. El dato nos lo da la misma SEDEMA.

Guillermo Sheridan ironizaba sobre la intensa concentración de autos en el Distrito Federal imaginando que un día saldría el último automóvil y quedaría atascado, inmediatamente al bajar la rampa de la agencia de coches. Era el último espacio libre, el último que permitía la movilidad.

Uno de los derechos primarios a los que se obligan los gobiernos es a proporcionar espacios seguros y saludables donde coexista y se desarrolle la sociedad. De igual manera, como las cifras lo muestran, definitivamente el transporte privado es un aspecto relevante, pero no el único ni el mayor en aras a una mejor calidad del aire.

El Hoy No Circula obligatorio (independiente del holograma) debe acompañarse de otras opciones más fecundas y menos paliativas. El transporte público accesible a los bolsillos, seguro, funcional, limpio, suficiente para las personas que lo utilizan es una medida de mayor impacto.

El tema va a más. Hay muchas áreas de oportunidad dónde incidir: leyes concretas hechas con perspectiva ambiental y cuyo incumplimiento sea definitivamente sancionado. Mejores combustibles, azoteas verdes, revisión y reubicación de empresas contaminantes, incentivos fiscales para las prácticas y tecnologías verdes, movilidad en bicicleta y tantas otras alternativas entre las que destaca, especialmente, la conciencia ambiental. El “no circula” es una opción que ya conocemos. ¿Y las otras estrategias, Apá?

Para todos los que, contentos o no, dejamos de circular un día (o dos) a la semana.