“No negamos la fama de la ciudad. Pero el de hoy, no es el Culiacán que conocemos”, así relata Juan Burgos, a través de su cuenta de su cuenta de Twitter, su testimonio sobre la histórica violencia en la capital de Sinaloa provocada por el crimen organizado para obligar a las autoridades federales a liberar a Ovidio Guzmán, uno de los hijos de El Chapo.
La mañana de este martes Culiacán amaneció con calles vacías, comercios e industrias cerradas y chatarras de tráileres y camiones todavía humeando en cruces viales importantes, luego que por más de cinco horas de balaceras.
“¿Cómo va a recordar este día el niño? ¿Cómo lo va a marcar? ¿Cómo lo puedo ayudar? ¿Qué más le puedo decir? ¿Cómo va a dormir hoy? ¿Va a dormir?”, relató Burgos.
Este es uno de los tantos testimonios de las horas en las que la delincuencia organizada se hizo del control de la capital de una entidad del país.
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