El consumo privado dio un salto importante al registrar un crecimiento de 2.2 % trimestral y de 4.5 % anual, un signo de que los hogares y empresas están destinando más recursos para cubrir sus necesidades y no debido a que adquieran más productos.
Un cruce de cifras entre el costo de los inventarios de los comercios y empresas de servicios y las ventas a los consumidores demuestran que la demanda de mercancías, aunque ha crecido, es asimétrico, es decir, se gasta más por los mismos productos o servicios.
A pesar de este efecto negativo en el poder adquisitivo en el dinero de los hogares y empresas, ambos han puesto énfasis en la expansión económica interna del país, un papel que de no ser por estos dos participantes el crecimiento estaría endeble.
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Por otro lado, mientras los privados pagan y consumen más, el gobierno hace lo contrario, redujo su consumo en 0.4 % trimestral, siendo éste uno de los principales catalizadores del mercado interno y que ha dejado de lado ese papel de impulsor de crecimiento económico, muestran las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Como ejemplo, en los últimos cuatro años del gobierno de Enrique Peña Nieto, el consumo del gobierno creció un 6.16 %, mientras que en lo que va de la Cuarta Transformación se ha retraído un 1.2 %, una mala señal que indica que el Estado pierde interés en ser eje de crecimiento.
Al primer trimestre de 2023, los hogares y empresas han gastado 13.2 billones de pesos anuales, un 6.03 % más que al cierre del sexenio anterior en mercancías y servicios, lo que es un indicativo de que estos elementos están siendo fundamentales en el dinamismo económico.
Sin embargo, parte de esta actividad se ha apalancado en un crecimiento más acelerado en el crédito, lo que también puede traer repercusiones serias de entrar en una recesión la economía de Estados Unidos y que arrastre a la de México.
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