Aun con los problemas de salud que reportó anteriormente y lo han obligado a permanecer sentado, el papa Francisco se adentró en el territorio de los Primeros Pueblos de Canadá con el objetivo de ofrecerles disculpas por los abusos cometidos a los niños indígenas. Se trata de una “ peregrinación penitencial” que tiene como principal objetivo admitir la responsabilidad de la Iglesia en los abusos cometidos en los cientos de internados para menores de diversas tribus administrados por el gobierno y líderes católicos.
“Por la conducta deplorable de esos miembros de la Iglesia Católica, pido perdón a Dios y quiero decirles de todo corazón: lo siento mucho. Y me uno a mis hermanos, los obispos canadienses, para pedirles perdón”, fue parte del discurso del Papa, emitido desde Maskwacis, en la provincia de Alberta, uno de los sitios donde se secuestraron miles de niños indígenas y se les separó de sus familias, su lengua y su cultura en escuelas gubernamentales con cooperación de miembros de la Iglesia Católica.
En un escenenario con pancartas con los nombres de algunos de los niños que fueron secuestrados y de otras víctimas, su mensaje fue recibido en persona por cientos de integrantes de los pueblos metis e inuit, entre los que se encontraban sobrevivientes. Muchos de ellos bajaron los ojos, se enjugaron las lágrimas o se apoyaron y se abrazaron con quienes estaban a su lado.
“Ninguna palabra puede describir hasta qué punto esta jornada es importante para nuestro camino de sanación”, dijo Vernon Saddleback, uno de los jefes de la reserva de Maskwacis.
Unos pocos, sin embargo, consideraron que esta disculpa no es suficiente, y esperan otras acciones, como la restitución de objetos de arte indígena conservados en El Vaticano desde hace varias décadas.
“El lugar en que nos encontramos hace resonar un grito de dolor, un clamor sofocado que me acompañó durante estos meses”, continuó el Papa, e hizo mención a los “abusos físicos, psicológicos y espirituales” padecidos por los niños y encubiertos por las autoridades.
En respuesta, los habitantes originarios obsequiaron y colocaron al papa un tocado tradicional de plumas en señal de respeto. “Las Primeras Naciones creemos que si lloras amor, guardas las lágrimas en un pedazo de papel y las devuelves en esta bolsa”, declaró a AFP Andre Carrier de la Federación Manitoba Metis, al explicar el valor simbólico de dicha acción realizada después del discurso.
Cabe destacar que a inicios de año, el Papa se había disculpado con algunos líderes indígenas que visitaron El Vaticano, pero para las Primeras Naciones, pedir perdón en el territorio que habitan posee un significado especial, ya que se trata de la tierra de sus ancestros.
El doloroso capítulo de los internados en los que metían a los niños por la fuerza dejó al menos seis mil muertos entre el fin del siglo XIX y la década de 1990, y creó un trauma en varias generaciones.
Arrepentimiento. Los líderes de los pueblos metis e inuit aceptaron las disculpas del pontífice, y le mostraron sus respetos.
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