Hija de Picasso dona obras a museo francés
La donación sirve para que los herederos de la familia del pintor español eviten importantes cargas fiscales por temas de sucesión
Nueve
obras
del pintor español,
Pablo Picasso, fueron donadas este lunes
a
Francia
por su
hija
Maya, la tercera cesión de cuadros del artista desde la creación del Museo
Picasso
en París.
Entre las
obras
destacan un retrato del padre de Picasso, de 1895, y “Niño con piruleta sentado debajo de una silla”, un cuadro pintado poco después del “Guernica”, en 1938.
Es una donación “excepcional”, la primera desde 1990, declaró en el acto, celebrado en el museo parisino, la ministra de Cultura francesa, Roselyne Bachelot.
Las
obras
contribuyen
a
mantener al Museo
Picasso
de París como el mayor depositario de la obra del pintor malagueño, con más de 5 mil piezas, de las cuales 300 pinturas y 200 mil documentos y objetos.
La donación sirve para que los herederos de la familia
Picasso
eviten importantes cargas fiscales por temas de sucesión.
Maya Ruiz
Picasso
(86 años),
hija
de
Picasso
y de Marie-Thérèse Walter, estuvo representada por motivos de salud por sus hijos Diana y Olivier en el acto, que contó además con la presidencia del ministro de Economía francés, Bruno Le Maire.
Maya fue pintada
a
menudo por su padre cuando era niña, en los años sombríos de la II Guerra Mundial y la Ocupación alemana.
“Francia fue la elección de mi padre, y yo nunca he pensado en irme
a
otro lugar”, explicó la
hija
de
Picasso
en una carta leída por su hijo Olivier.
"¿Qué sería de
Francia
sin el español Pablo Picasso?” declaró por su parte el ministro de Economía.
Nueve
obras
de gran valor
Por orden cronológico, la primera obra es “Don José Ruiz” (1895), un cuadro de los inicios artísticos del artista.
Picasso
pintó
a
su padre de perfil, con una delicada paleta de marrones. El artista recoge la legendaria seriedad de su progenitor, un hombre que con su disciplina fue clave para que
Picasso
iniciara su carrera de pintor.
Luego hay un “Estudio para una intérprete de mandolina” (1932), una obra mixta, óleo y carboncillo.
“Niño con piruleta sentado debajo de una silla” (1938) fue la obra escogida para ser desvelada ante la prensa y los invitados.
Es una obra de gran fuerza, pintada en pleno vigor artístico de Picasso. Un retrato en blanco y negro, cubista, que recuerda plenamente
a
los personajes acorralados del “Guernica”, que había causado sensación un año antes.
El “Retrato de Émilie Marguerite Walter (Mémé)” de 1939 guarda el mismo estilo, pero el personaje está pintado con color y presenta una sonrisa bonachona. Se trata de la abuela de Maya, la madre sueca de Marie-Thérèse.
Una escultura, “La Venus del Gas”, de 1945, demuestra la capacidad de sorprender de Picasso. El artista tomó un quemador de gas, lo enderezó, le puso un pedestal de madera y por arte de magia, lo transformó en una diosa de aires prehistóricos.
La influencia de los grandes maestros aparece en cambio con “El Bobo” (1959), un óleo que se apropia de la figura del enano de corte, que tan
a
menudo retrató Velázquez. El personaje aparece riendo, con una botella en una mano y una sartén con lo que parece ser dos huevos fritos en la otra.
Picasso también estaba enormemente interesado por la pintura de su país de acogida, y su
hija
ha donado al museo un cuaderno de dibujos sobre el cuadro “Almuerzo sobre la Hierba” de Edouard Manet (1863).
“Cabeza de hombre” es de 1971, en la etapa final de Picasso. Este óleo fue elegido para ilustrar la portada del catálogo de la última exposición en vida del artista.
La última pieza donada a
Francia
no es una obra de Picasso, sino que lo acompañó toda su vida desde que la compró en la primera década del siglo XX. Se trata de una estatuilla Tiki de las Islas Marquesas, un magnífico ejemplar de arte primitivo.
“Es un nuevo enriquecimiento (para el Museo Picasso) con
obras
que mi madre siempre conservó con la intención de que fueran
a
parar
a
un museo”, declaró
a
la AFP Olivier Widmaier Picasso, nieto del artista.
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