Votos que pesan y votos que se cuentan

12 de Abril de 2025

Miguel González Compeán
Miguel González Compeán

Votos que pesan y votos que se cuentan

Herética Lex

Los discursos circulares son una bendición para el populista que se ostenta como la verdad única e incontestable. La que trasciende la suerte de lo improbable o de lo ya decidido. La que posee como producto de su saber y su experiencia. Él, que lo sabe todo, ya sabía que eso precisamente iba a pasar.

Al calor de “sé los dije, gané la apuesta”, el día de hoy, Andrés Manuel López Obrador, haciendo eco de sus propias palabras hace unas semanas, se burló de lo que consideró una pantomima, un engaño.

“Les dije que sería Xóchitl y esa fue. Fue una decisión cupular de unos 10 con Claudio X González a la cabeza”. Xóchitl salió y con el uso de un aparato de publicidad, la engrandecieron. “Pero estaba todo decidido desde un principio. Fue solamente el abandono de los demás, ni siquiera hubo competencia, puro declinar, puro declinar”. Así describió el Presidente uno de los procesos de alternativa política que se ha podido construir en muchos años.

Y cómo no hablar mal de dicho proceso y de dicha candidatura, si le ha cambiado al ambiente político diversos referentes. Primero, acabó con la idea de que la elección del 2024 ya estaba resuelta, desde el nombramiento anticipado de sus “corcholatas” y el ejercicio indebido e ilegal, de soltar a las cuatro “corcholatas” a un tour de forcé por todo el país. Segundo, acabó con la idea de que la oposición estaba muerta e incapaz de aliarse para presentar un frente común que pudiera darle incertidumbre y alternativa a la visión de un solo hombre. Tercero, acabó con la idea de que las decisiones desde Palacio eran inobjetables y definitivas, como lo ha hecho con su sordera con los Le Barón de Chihuahua y las madres buscadoras, por ejemplo.

En ese contexto vale la pena resaltar alguna que otra cosa de la experiencia vivida por el Frente Amplio por México (FEM). Lo primero que conviene recordar es que tres partidos históricamente contrapunteados lograron acordar una cosa: que la modernidad de México, su institucionalidad y su democracia estaba en peligro y que no había otra forma de regresar al buen camino al país, si no era aliándose. Después, me parece, que se le ha concedido poca importancia a la actitud profesional de los tres al seleccionar un comité con profesionales en materia electoral, como los exconsejeros del IFE/INE, Marco Baños y Rodrigo Morales. Además de su larga experiencia, su actitud profesional y comprobada honestidad, eran garantes del proceso.

Seguidamente, me parece que se ha concedido poco reconocimiento al proceso, en términos de su novedad e imaginación. Dicho comité desarrolló con lo que había y sin tener una experiencia previa un sistema de selección que implicaba dos encuestas y una votación por distrito electoral para casi tres millones de votos posibles de un padrón auditado, ponderado y verificado. Que además estarían vigilados por ciudadanos que se inscribieron voluntariamente como vigilantes de la elección en cada distrito hasta el día de hoy. La verdad es que el ejercicio se veía realmente difícil y aunque algunos han cuestionado el no haber acabado el proceso, hasta este momento, todo ha sido ganancia y así son las cosas en política, ni todo está resuelto, ni todo es posible en un momento dado.

Se ha discutido y criticado no haber llegado hasta al final, porque, dice la mayoría, fue una manera implícita de darle la razón a AMLO. Me parece que no. AMLO de todas maneras iba a usar esos argumentos porque en el caso de Morena, lo sabemos todos, el voto que pesa es el de él. En el frente se ha hecho política y se han imaginado alternativas y lo que se pudo contar, se contó. Y, qué duda cabe, hay políticos en México de altura y de verdadera convicción democrática. En primer lugar Beatriz y Xóchitl, pero Mancera, Creel, Enrique de la Madrid y los demás, ya los quisiera Morena para un día de campo. Nada más, pero nada menos, también.

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