La madrugada de este lunes fue hallado el cuerpo de Samuel Ávila Marín, alias El Vago, recluso del penal de Coyuca de Catalán, Guerrero, quien la semana pasada fue sacado de prisión por un comando, después de haber sometido a las autoridades penitenciarias.
Fue el miércoles pasado cuando alrededor de 80 hombres armados y encapuchados y con vestimenta tipo militar arribaron al Centro de Reinserción Social de ese municipio de la región Tierra Caliente donde sometieron al director y personal de custodia y seguridad.
De acuerdo con información de la agencia de noticias IRZA, Ávila Marín, acusado del delito de secuestro por una investigación de la Fiscalía General de Guerrero había ingresado al penal el martes por órdenes de un juez.
Sin embargo, el comando arribó al penal a las 06:40 de la mañana del día siguiente y lo sustrajo. Según los reportes, su cuerpo, con varias heridas de bala, fue localizado esta madrugada en el crucero de San José Poliutla, sobre la carretera Arcelia-Tlapehuala.
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Junto a él fue hallado una cartulina con un mensaje en el que su homicidio se lo atribuía un presunto integrante de la organización criminal de la Familia Michoacana, con la firma de El Borrego; el hecho ocurrió apenas 24 horas después del multihomicidio de siete personas, incluyendo un menor de edad, en el poblado de El Durazno, en la parte alta del mismo municipio de Coyuca de Catalán, en la zona limítrofe con el municipio de Tecpán de Galeana.
Oriundo del puerto de Acapulco, Ávila Marín fue señalado por José Alfredo Hurtado Olascoaga El Fresa, uno de los líderes de la Familia Michoacana, como uno de los perpetradores de la matanza del 5 de octubre en San Miguel Totolapan, por la que dicho líder delictivo acusó a través de un video a la banda de los llamados Tequileros” que comandaba Raybel Jacobo de Almonte, fallecido en julio de 2018.
Aunque Hurtado Olascoaga acusó a Los Tequileros de haber cometido la matanza en San Miguel Totolapan, algunos pobladores denunciaron que fueron los de la Familia Michoacana quienes los emboscaron al alcalde Conrado Mendoza Almeda y las otras 20 víctimas mortales, a quienes primero desarmaron y después balearon.
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Según testimonios, la misma operación de Totolapan fue utilizada el sábado pasado por los homicidas de los pobladores de El Durazno, cuando al mediodía llegaron a la comunidad entre ocho y 10 camionetas con hombres armados que citaron a los habitantes en la cancha para discutir problemas de la comunidad y, cuando estuvieron reunidos, abrieron fuego indiscriminadamente matando a todos los hombres reunidos, incluido un niño de once años.
De acuerdo con testimonios de los pobladores, el número de víctimas se hubiera incrementado sino hubiera sido porque un día antes la mayoría de los habitantes habían asistido a una fiesta y no habían regresado a la comunidad; varios sobrevivientes huyeron a los cerros aledaños para escapar del ataque, narró la comisaria Azucena Rosas.
Versiones que ya investigan las autoridades señalan que los autores del multihomicidio en El Durazno forman parte de la misma organización criminal y la célula bajo el mando de un sujeto apodado como El Borrego, el mismo que se atribuyó la sustracción de Ávila Marín del penal- como uno de los que encabezaron los hechos violentos. Hasta el cierre de esta edición no se había confirmado ninguna detención, ni esclarecido el móvil de los asesinatos o la posible vinculación entre ambos hechos.
