'Hace mucho tiempo que Hollywood llegó a México': José Manuel Cravioto

8 de Septiembre de 2024

‘Hace mucho tiempo que Hollywood llegó a México': José Manuel Cravioto

José Manuel Cravioto

Para el cineasta, Corazonada, película con la que participó en el Festival de Cine de Rotterdam, es un claro ejemplo de que los productores estadounidenses han comenzado a invertir en el talento nacional

Un fraude impensable dentro de una institución pública fue la anécdota que dio forma a Corazonada, la leyenda del mexican dream, una de las seis películas de la filmografía de José Manuel Cravioto y que se colocó dentro de la selección Harbour, enfocada en obras contemporáneas dentro del Festival Internacional de Cine de Róterdam, uno de los cinco más importantes de Europa, al mismo nivel de Cannes, Venecia, Berlín o Locarno.

Sí, es una nueva era de la creación en nuestro país, que convence en los festivales más importantes y que ha modificado la lógica de los productores, dice, “antes, los mexicanos íbamos a Hollywood y ahora Hollywood se vino a México a trabajar con mexicanos”. Y así es.

¿Qué importancia tiene la presencia de Corazonada en un festival como el de Rotterdam?

-Es una película inusual que pensarías que va a un festival por su origen, por la propuesta de géneros que tiene, la mezcla de tono que tiene. Creo que es un hecho interesante que haya llegado al Festival de Cine de Rotterdam y ahí radica la importancia, que de pronto habla de la diversidad de historias.

“De pronto un festival puede encontrar una película como Corazonada. Una película mexicana y un festival tan importante es algo que celebrar y no sólo a nivel personal, sino como cine, que siempre estamos ahí con un pie en los festivales más importantes del mundo”.

¿De qué forma la participación de una película mexicana en un festival puede ayudar o puede apoyar o impulsar a la industria del cine mexicano?

-Siempre que una película tiene una llegada a uno de estos grandes festivales, es un momento que ayuda no sólo a la promoción del cine mexicano, sino al impulso y a la motivación de gente que quiera desarrollarse en el cine y ver que hay un espacio para mostrar nuestras historias en otras latitudes.

“Genera oportunidades, de manera indirecta oportunidades de trabajo, visibilidad en los técnicos que hacen estas películas, incluido el de un servidor, el director; también confianza de las plataformas que están invirtiendo en el cine mexicano, estudios americanos que están invirtiendo en el cine mexicano. Hace mucho tiempo que Hollywood llegó a México. Antes, los mexicanos íbamos a Hollywood y ahora Hollywood se vino a México a trabajar con mexicanos.

“Por todas estas plataformas, entre ellas Paramount, uno de los estudios más antiguos de Hollywood, ya están aquí, están en nuestro país y esta es la primera película que producen, en la que confían. Cuando llega algo como Rotterdam lo que da es un brazo de apoyo ahí y genera confianza en las plataformas como Paramount para seguir creyendo en esas historias y los que las contamos”.

¿Cómo se planteó la psicología de personajes?

-Muy basado en personas que he conocido a lo largo de mi vida: desde gente con la que he trabajado, que he conocido, familiares y amistades. De lo que conozco y de lo que sé, lo traigo al guion.

“Me di esa tarea cuando platicaba con Bruno Bichir, con la construcción de su personaje, de los que más he disfrutado escribiendo. Le decía que este personaje existe, yo lo conozco, he estado con él, he convivido mucho. Ahí fue increíble la veracidad con la que Bruno decía estos diálogos que estaban ya puestos desde el guion, como lo tomó, como lo abrazó o el hecho de la transformación de Osvaldo (Benavides), de cómo este personaje que tiene que expresar que físicamente tiene algo disminuido por un sistema, por un trabajo, por una cotidianidad, por un estrés, por una presión de vida. Veo mucha gente así. De pronto ves que ya tienen menos cabello que el que deberían de tener (...) que su piel se está pudriendo, sus huesos se están encorvando porque hay un peso que lleva en su vida”.

La película abre con una historia muy diferente a la principal: un hombre en situación de pobreza extrema que está a punto de prender una fogata para comerse a su mascota, sin saber que el billete con el que la enciende es el ganador de lotería… ¿cómo armaste la idea?

-Quería tener una introducción que no sólo fuera hacia los personajes, sino como un cuento. Me gusta plantear el terreno en el que vamos a jugar. Y para mí ese cuento y esa pequeña fábula del hombre que se come a su perro, era como un poquito hablar de la fragilidad de la suerte, hablar de la incongruencia de la suerte, hablar de lanzar una primera señal de este país, donde, a veces, los más desfavorecidos son también los que menos suerte tienen, pues aunque la tengan, se la quitan. Con una contradicción quería plantear un cuento que sentara el tono de la película.

¿Cuál era la historia que te abrió los ojos a este mundo de los relatos.

-Es curioso, porque yo creo que los que más te marcan son los que menos recuerdas, porque los ves desde una temprana edad. Tengo recuerdos, cuando era pequeño, de Bambi (película de Disney) y haber tenido tal vez cinco o seis años y cuando muere la mamá de Bambi, estar expuesto a una historia de dolor y de drama en un tono de dibujo animado es una experiencia fuerte. Son cosas que te marcan, son aleccionadoras. Muy temprano te das cuenta del impacto que puede tener una historia.

Ahora que mencionas los cuentos, ¿cuáles son los que más te han marcado, los que te acompañan?

-Hay una tradición de que desde niño uno va recibiendo cuentos e historias. En mi caso yo fui amando desde temprana edad la ficción, el contar historias más intimistas. Me considero un contador de historias, me gusta contar historias, puede ser una en una sobremesa o en un cine, una película, en una serie me encanta, es algo que disfruto mucho. Me vienen a la cabeza los cuentos de Edgar Allan Poe. Me vienen a la mente los de Lovecraft, que también están más en la línea del terror, los cuentos de una gran autora mexicana, Amparo Dávila, también en la línea del misterio y tal vez en el terror o en la oscuridad; también los cuentos de Horacio Quiroga. Me gustan mucho los narradores latinoamericanos y mexicanos, así que un poquito viene de toda la inspiración”.