La destrucción de un satélite ruso por el Ministerio de Defensa de ese país ha revivido la guerra espacial que sostienen países como Estados Unidos, China e India. Si bien desde 1967 existe el Tratado sobre el espacio ultraterrestre que incluye a más de 100 naciones, este acuerdo únicamente prohíbe el uso de armas de destrucción masiva con fines bélicos en el espacio, una situación que fue aprovechada por Rusia, que si bien usó un misil en una de sus propias naves, si afectó a otras estaciones como la Estación Espacial Internacional (ISS) debido a la basura espacial que generó.
Con el lanzamiento del primer satélite artificial Sputnik I en 1957, también se abrió la posibilidad de extender las rivalidades entre los países en el espacio atmosférico, y si bien los países han respetado el acuerdo que prohíbe el uso de armas, eso no les ha impedido sabotear a sus rivales. Tácticas como el uso de brazos mecánicos para mover otros satélites o simplemente para doblar alguna antena e inutilizarlos son frecuentes, pero no son las únicas, pues anteriormente se ha visto el uso de misiles por parte de Estados Unidos para uno de sus propios vehículos en una clara muestra de poder.
El avance de la tecnología también ha ampliado las herramientas disponibles, ya que también se ha optado por el uso de armas láser o de microondas de alta potencia contra otros satélites, y recientemente AFP dio a conocer que China y Estados Unidos mantienen programas ultrasecretos de pequeñas naves espaciales aladas, reutilizables y robóticas, que también podrían utilizarse con armas pequeñas.