El conflicto en Ucrania entró el sábado en su jornada número 500 desde la invasión rusa de febrero de 2022, una guerra que podría durar pese a la lenta contraofensiva en curso de Kiev, que reclama más armas.
A principios de junio, el ejército ucraniano lanzó una contraofensiva para tratar de reconquistar los territorios ocupados por Rusia en el este y el sur de Ucrania.
Pero la tarea es difícil, con combates feroces y pérdidas significativas.
Las fuerzas rusas oponen resistencia con sus poderosas defensas y Ucrania carece de municiones de aviación y artillería.
Los rusos “han construido fortificaciones sólidas, tienen mucho equipo”, dice Antonina Morakhovska, una residente de 73 años de Nikopol (sur), que cree que el conflicto no terminará pronto.
Veo cómo están progresando los nuestros, no es fácil para ellos. Con este calor pienso en ellos todo el tiempo, pobres”, dice. “Será difícil, pero vamos a ganar de todos modos”, asegura esta maestra jubilada.
A pesar de los miles de millones en ayuda militar occidental, el ejército ucraniano solo ha recuperado unos pocos cientos de km2 desde que empezó su contraofensiva y ha liberado una decena de localidades.
Muy lejos de sus rápidas victorias del año pasado, cuando las fuerzas de Kiev recuperaron más de 9 mil km2 en nueve días al este de Járkov en septiembre y otros 5 mil km2 en noviembre en la región de Jersón.
“La ofensiva no es rápida, eso es un hecho”, reconoció el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, que sigue presionando a las potencias occidentales para que le suministren armas de largo alcance y aviones de combate F-16.
“Sin armas de largo alcance, es difícil no solo llevar a cabo misiones ofensivas sino también, para ser honesto, operaciones defensivas”, explicó.
Al menos 9 mil muertos
Lejos de Kiev, en un pequeño mercado de Nikopol, Lyudmila Chudinova, de 82 años, piensa en su hijo de 49 años, un voluntario que se recupera de una lesión.
“Tengo mucho miedo de que después de su recuperación, lo envíen al frente de nuevo”, dice con lágrimas en los ojos.
Tras 500 días de conflicto, la unidad de los ucranianos permanece intacta pero cada jornada pone a prueba su capacidad de resistencia.
Según la ONU, desde la invasión del 24 de febrero de 2022, 9 mil civiles, incluidos más de 500 niños, han muerto, a pesar de una defensa aérea significativamente reforzada desde principios de año.
En junio un misil dejó 13 muertos en un restaurante de Kramatorsk (este) y el pasado jueves otra ola de misiles mató a diez personas en Leópolis, en el oeste, entre otros muchos ataques similares.
La ciudad de Nikopol también es blanco habitual de las fuerzas rusas y la mitad de sus 100 mil habitantes la han abandonado.
Tiene vistas a la orilla occidental de la represa de Kajovka, situada a 10 km de la central nuclear de Zaporiyia, en la otra orilla, ocupada desde marzo de 2022 por las tropas de Moscú.
En los últimos días, el espectro de una catástrofe nuclear se ha cernido sobre la región, cuando Ucrania y Rusia se acusaron mutuamente de acciones provocadoras en la central.
El 6 de junio un ataque destruyó parte de la represa de Kajovka, provocando grandes inundaciones que mataron a decenas de personas y destruyeron muchas casas.
Desde este desastre, muchas localidades de la zona se han visto privadas de agua, como Nikopol.
Antonina Morakhovska, luciendo un elegante sombrero blanco para protegerse del sol abrasador, acudió a uno de los puntos de distribución para recoger botellas de agua potable justo cuando empezó a sonar la alarma que indica un posible ataque.
“Cuando la sirena suena así, siempre pienso lo mismo, que los [rusos] bastardos están muriendo allí", dice la jubilada, que vive bajo la constante amenaza de bombardeos. MAAZ
SIGUE LEYENDO |