Una mujer embarazada, que apareció en una de las fotografías más difundidas luego de los ataques rusos al hospital materno de la ciudad ucraniana de Mariúpol la semana pasada, murió horas después junto a su bebé en otro centro médico más cercano a la frontera, según versiones de la agencia AP.
Timur Marin, cirujano que atendió esta emergencia, explicó a AP que “realizamos una cesárea, pero el bebé no tenía señales de vida. Tampoco pudimos salvar la vida de la madre después de más de 30 minutos de esfuerzos de reanimación”.
Este reporte se suma al de otras tres personas que perdieron la vida durante el ataque, entre los que se encuentra un niño que era atendido en el hospital; además otras 17 personas resultaron heridas en este bombardeo.
Por otra parte, la agencia humanitaria internacional CARE ha señalado la vulnerabilidad en la que se encuentran más de 100 mil niñas y niños ucranianos de diferentes instituciones del estado, y cuya situación ha sido marginada durante este conflicto bélico.
Rumania se ha convertido en uno de los países con mayor número de menores refugiados en estas condiciones, pero las autoridades han advertido que las capacidades de este país para recibir niños o niñas de Ucrania podrían superarse fácilmente si el conflicto se extiende por más tiempo.
Bogdan Simion, presidente de la Federación Rumana de ONG de Protección Infantil (FONPC), declaró que “estos niños y niñas se encuentran entre los más vulnerables en Ucrania en este momento, y se ha hecho poco para garantizar que sigan siendo evacuados de manera segura y exitosa, a pesar de ser algunos de los de mayor riesgo”.
Datos de esta organización revelan que Ucrania es el país europeo con el mayor número de menores al cuidado del Estado, lo que podría complicar aún más su situación durante la guerra.
