Para el Ejército, los principales riesgos de seguridad para la Ciudad de México se encuentran en: las operaciones de 13 grupos crimen organizado, una red de narcomenudeo que se extiende por varias delegaciones; la presencia de tres grupos guerrilleros y el activismo de grupos radicales violentos.
En una serie de documentos que revisó ejecentral, tras las revelaciones de #GuacamayaLeaks, se encuentran documentos de análisis sobre la capital del país, en los que la Secretaría de la Defensa describe el entramado intestino de la delincuencia y la disidencia en la ciudad. Especifican nombres de grupos, zonas de riesgo y hasta las colonias más peligrosas, a partir del cruce de información de inteligencia.
Si bien en uno de los documentos se reconoce que “se han capturado a importantes miembros de diferentes carteles y organizaciones delictivas”, también es cierto que en algunas zonas, “ante el desinterés de las autoridades del orden público” ha orillado a organizaciones de vecinos a iniciar con guardias permanentes “para combatir a la delincuencia”; algo que muestra el nivel de inseguridad que se percibe.
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El documento titulado “Cuatro Campos de Poder” es una presentación de más de 100 páginas que recaba la información del área política, económica, social y delictiva sobre la Ciudad de México. En las fichas aparece la fecha del pasado 8 de agosto y fue elaborado por la Zona Militar número 1 para el Centro Coordinador de Fusión de Inteligencia Militar. Aunque la información en las áreas de política y economía son abundantes, destaca el papel de la información en seguridad y la presencia de grupos Subversivos con intereses políticos y sociales en la capital del país.
Los puntos más sensibles y donde identifica que tienen operaciones las organizaciones de narcotraficantes, sostiene el Ejército, son el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la Central de Abastos, el Metro, las centrales camioneras y, presume, que también en el Ferrocarril y Terminal Ferroviaria Del Valle De México, S.A. de C.V. (Terminal Intermodal Pantaco).
Redes criminales
La Sedena enlista a estos 13 grupos: La Unión Tepito, Fuerza Anti Unión, Cártel de Tláhuac, Los Rodolfos, Los Canchola, Cártel de Jalisco Nueva Generación, Ronda 88, El Güero Fresa, Los Molina, Los Maceros, Los Tanzanios, El Maestrín y la organización de Juan Balta.
Ofrece más detalles. Por un lado las tres rutas carreteras que son la conexión para sus redes de distribución, y las tres zonas con mayores operaciones: La zona A (con colindancia entre la zona oriente de la alcaldía Iztapalapa y el estado de México) “los integrantes de la organización delictiva La Familia realizan actividades de secuestro, extorsión, homicidios”. Mientras que en la zona B, que comprende la alcaldía Cuauhtémoc, los grupos se dedican al “narcomenudeo, extorsión y homicidios”.
En la última área, la C, que ocupa toda la alcaldía Gustavo A. Madero, y donde hay influencia de los municipios mexiquenses Tlalnepantla, Tultitlán, Coacalco y Ecatepec “operan remanentes del Cártel de Sinaloa, y la organización independiente encabezado por (a) “El Chepe” y (a) “500” y propiamente con La Familia.
El documento de análisis de inteligencia también aporta información sobre los cinco sitios clave de la capital del país donde opera el crimen organizado:
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. “La F.G.R. (Fiscalía General de la República) Investigaciones en el A.l.C.M. (Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México) por el tráfico de droga utilizando el equipaje de personas sin su consentimiento, se presume la implicación de la P.F. (Policía Federal), del SAT (Servicio de Administración Tributaria), seguridad privada y personal de diversas aerolíneas”.
Central de Abastos. Identificaron “grandes cantidades de droga escondida entre cajas de madera de frutas y verduras transportada en tráiler provenientes de diversos estados de la República mexicana”.
Transporte Colectivo Metro. Los vendedores de droga usan las líneas del metro para sacar la droga de zonas como Tepito.
Centrales camioneras. Al no contar con tecnología de Rayos X para revisión de equipaje, los grupos del narcotráfico hacen “traslado de enervantes en forma en pequeñas grandes cantidades, e incluso de armas”.
Ferrocarril y Terminal Ferroviaria Del Valle De México, S.A. de C.V. (Terminal Intermodal Pantaco). La Sedena presume que el crimen organizado utiliza estaciones ferroviarias para traficar droga.
El gran negocio
Dos fenómenos a los que dedica varias páginas el documento del Ejército es al despliegue de narcotienditas que hay en la ciudad, especialmente en las delegaciones clave, en las que superan las 200.
Una de las afirmaciones más interesantes es que esos puntos de venta se ubican “a unos metros de escuelas y estaciones de policía” y utilizan “motonetas”.
La delegación Cuauhtémoc, asegura el documento, es la zona de la Ciudad de México con más puntos de venta, entre las colonias Centro, Morelos, Guerrero, Roma Norte, Doctores y Santa María la Ribera.
Para dimensionar la gravedad del problema, los analistas sacan esta proporción: un punto de droga por cada escuela que existe en la Colonia Centro de la Ciudad.
Armas y familias
En estos escenarios de inseguridad, al cruzar información de inteligencia, la Sedena estableció las siete colonias más inseguras en la Ciudad de México y que son: la Agrícola Oriental en Iztacalco; la Guerrero y Morelos en la alcaldía Cuauhtémoc; Desarrollo Urbano Quetzalcóatl, Iztapalapa); San Felipe de Jesús en Gustavo A. Madero; Ramos Millán, Iztacalco, y la Colonia Centro de la alcaldía Cuauhtémoc.
Si bien el Ejército reconoce que “el gobierno local ha atacado a las estructuras criminales desde el inicio de su administración, obteniendo buenos resultados, debilitando a los grupos criminales asentados en la ciudad, deteniendo a los principales líderes”.
Sin embargo, hay un elemento que complica su combate: “Hay grupos delictivos que están integrados por relaciones de sangre (familiares), por lo que al abatir o detener a los cabecillas se abren espacios, los cuales son cubiertos por hijos o familiares de estos, como sucede en el Cartel de Tláhuac”.
Otro elemento que alimenta la inseguridad es el robo de armas, y la Secretaría de la Defensa es la encargada de otorgar los permisos para portarlas y venderlas armas a las corporaciones policiacas, y de seguridad privada. En un seguimiento sobre el tema, revela que se han registrado un total de 112 armas sustraídas a elementos policíacos y de seguridad privada. De los once eventos enlistados, siete han tenido oficiales heridos y cuatro hechos se reportan “sin lesionados”.
Disidencias y autodefensas
El documento militar no reconoce propiamente a las organizaciones de vecinos como “autodefensas”, similar a lo que pasaba en Michoacán, pero sí destaca su papel en el combate a la delincuencia en la Ciudad de México.
“Tras la cifra de asaltos a viviendas y transeúntes; habitantes de la Colonia Año de Juárez, Alcaldía Iztapalapa, se organizaron en grupos para realizar rondines nocturnos, ante el desinterés de las autoridades del orden Público. Actividad que desarrollan mediante el empleo de silbatos, alarmas, chicharras, reflectores de luz y mantas, advirtiendo que se encuentran unidos para combatir a la delincuencia”, explican.
Lo que sí reconocen claramente es “el surgimiento” de expresiones de grupos anarquistas y guerrilleras en la capital del país, sobre los que mantienen vigilancia, debido a que “mantienen su activismo, a través de Organizaciones afines, realizando Campañas, Foros, Reuniones, Eventos Político-Culturales y de Protesta para refrendar su apoyo”.
Se trata del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), con origen en el Estado de Chiapas; el Ejército Popular Revolucionario, fundado en la zona limítrofe entre Guerrero y Oaxaca; el Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), original de 1997 y fundado en Guerrero, y Tendencia Democrática Revolucionaria-ejército Del Pueblo que data de 1998.
“El Centro Nacional de Investigación (CNI), órgano de inteligencia al servicio del Estado, resalta el surgimiento de estas expresiones subversivas con presencia en la Ciudad de México. Sin embargo, el Congreso Local de la Ciudad de México, rechaza la posible presencia de estas organizaciones en la demarcación”, puntualiza el análisis.
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El marcaje militar a los grupos antisistema apunta a la presencia de ellos en 14 estado de la República, dispersos en 18 grupos principales como Acampada Revolución, Bloque Autónomo Libertario Xalapa, Miserables Libertarios o Frente Oriente.
En cuanto a los grupos radicales con actividades en la capital, la Sedena divide en dos a los grupos anarquistas: Los Pacifistas, que “propone el rechazo total a la Violencia y la creación de una Sociedad organizada bajo ‘Los Principios Anarquistas’”, de quienes destacan Bloque Rojo, Acampada Revolución, Colectivo Autónomo Magonista (CAMA); y en segundo término ubican a los Anarquistas de Tendencia Radical, como la Coordinadora Estudiantil Anarquista que aglutina a siete grupos menores de jóvenes extremistas y que los adjetivan como “violentos”.
“En la Ciudad de México, se encuentran 27 Plantón y 3 tomas de instalaciones”, entre las que destacan el plantón en la Puerta 3 del Aeropuerto de la Ciudad de México, por extrabajadores de Mexicana de Aviación, y que fue desalojado el pasado 2 de septiembre. Y otros plantones como el de las antiguas instalaciones de la Fiscalía General de la República (FGR) o la ocupación del Auditorio Justo Sierra (o Ernesto “Che” Guevara) dentro de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México tomado desde el año 2014.
Aunque las etiqueta como “disruptivas”, pero aún dentro del área de movimientos sociales, la Sedena tiene identificado a 15 Colectivos Feministas que operan en la Ciudad de México.
Los militares consideran que capital del país “no se verá afectada en su gobernabilidad”, por las diferentes manifestaciones que se hacen todos los días en las principales plazas y calles de la Ciudad de México.
“Sin embargo, continuarán las manifestaciones de Organizaciones Sociales foráneas, mediante marchas, mítines y plantones, donde solicitan al Ejecutivo Federal sus diversas demandas, de programas sociales, despidos injustificados y seguridad en sus diversas entidades”, concluye el análisis de seguridad.
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