Los grupos criminales persiguen a los cristianos al considerarlos opositores, por lo que están expuestos a ser reclutados y asesinados, denunció la organización religiosa Puertas Abiertas.
Además, en las comunidades indígenas corren el riesgo de ser encarcelados o bien, víctimas de desplazamiento forzado.
“En México, los grupos criminales luchan por el control territorial. Los cristianos son percibidos —y con razón— como contradictores a las operaciones delictivas y al uso de la violencia, por lo que corren el riesgo constante de ser asesinados”, evidenció en su sitio web.
“En las comunidades indígenas rurales, cualquiera que se aparte de las creencias religiosas tradicionales puede enfrentarse al rechazo y al castigo en forma de multas, encarcelamiento y desplazamiento forzoso”, apuntó.
La organización religiosa, que tiene 129 millones de seguidores en México, también denunció que los hombres corren peligro de ser reclutados de forma forzada.
“En las zonas controladas por los grupos criminales o por los carteles de la droga, los hombres jóvenes están expuestos al adoctrinamiento y al reclutamiento forzoso para ser parte de estos grupos”, advirtió.
“Algunos jóvenes lo aceptan como un destino ineludible debido a sus precarias circunstancias económicas y sociales. Pero quienes no lo aceptan -por razones de fe cristiana o de otro tipo-, se enfrentan a ser amenazados, a posibles secuestros e incluso a la muerte”, alertó.
También soborna e intimida a las familias para someter a los jóvenes a las organizaciones.
Puertas Abiertas evidenció que las redes criminales se han extendido a lo largo del país y persiguen a la iglesia cuando es percibida como amenaza para sus intereses.
“Los estados del sur de México son las principales zonas de opresión de las organizaciones delictivas, que violan los derechos de los cristianos dentro de las comunidades indígenas”, se expone.
Las mujeres son víctimas de la violencia intrafamiliar y, en particular en las comunidades indígenas, el matrimonio forzado se considera aún una tradición cultural.
“Las mujeres son víctimas de la trata de personas bajo el pretexto no tan sutil de negociar la dote de las niñas solteras. Las niñas cristianas pueden ser obligadas a casarse con hombres indígenas no cristianos en un intento de presionarlas para que renuncien a su fe. También se utiliza la violencia y los abusos contra ellas con el mismo objetivo”, expuso.
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