En el tercer día del Foro Económico Mundial en Davos, la cuestión de si la pandemia de Covid-19 y la guerra de Ucrania suponen la muerte de la globalización fueron los temas que dominaron los debates. Algunos movimientos antiglobalización no dudan incluso en hablar de “desglobalización” ante las interrupciones de la cadena de suministro relacionadas con el conflicto de Ucrania y los confinamientos en China.
Con la esperanza de construir sistemas de distribución más sólidos que no se vean afectados por crisis como la guerra, la desglobalización supondría volver a acercar la producción a los hogares, permitiendo así la circulación de mercancías en distancias más cortas; un debate que se agudizó tras la pandemia de Covid-19 y los problemas del puerto de Shanghai.
La ciudad china se ha convertido en un símbolo de los problemas de la cadena de suministro mundial después de que sus fábricas estuvieran cerradas durante semanas y los contenedores se amontonaran, mientras China aplicaba una dura política de “Covid cero”. Y desde la invasión rusa de Ucrania, gran productora de trigo, entre otros, los precios de los alimentos han alcanzado un máximo histórico.
Estos problemas están llevando a muchos, incluidas grandes empresas multinacionales, a plantearse cómo debe ser la producción en el futuro.
La globalización está “temporalmente en pausa”, dijo Loic Tassel, presidente para Europa del gigante de los bienes de consumo Procter & Gamble, en uno de los debates en Davos. “El precio que hay que pagar o el tiempo que hay que esperar ya no es compatible con nuestra industria”, aseguró, poniendo el ejemplo de Shanghai, el puerto de contenedores más activo del mundo.
Pamela Coke-Hamilton, directora del Centro de Comercio Internacional, un organismo con sede en Ginebra, prefirió hablar de diversificación y relocalización, es decir, de un sistema en el que, en las zonas donde hay conflicto, las cadenas de suministro estarían más cerca. “El cambio vendrá con cadenas de valor de abastecimiento cercano”, dijo a AFP.