Todo transcurre como amigos en la casa y oficinas de algunos patriarcas de la comunidad judía. Un nutritivo y balanceado desayuno con aceitunas negras incluidas o un café cargado a media mañana antes de recibir a clientes o proveedores.
Algunos patriarcas de la comunidad judía conversan con quien esto escribe con pausada calma, otras veces con desparpajo. Platican sus impresiones sobre el momento político que vive el país. De entrada no toman partido en contienda electoral del 2024. “Cada uno de nosotros tiene sus convicciones y expectativa, pero sin duda nuestra apuesta es por este México bendito que ha dado tanto para que la gente pueda prosperar”, comentan por separado, convencidos que aquí construyeron un hogar sólido donde cuentan con socios leales y amigos fraternos.
Pero no se engañan: saben que las preferencias electorales por Claudia Sheinbaum se derrumban y están al tanto de la expectativa que la clase media —incluida aquella originaria o incluida en su comunidad— tiene sobre la senadora Xóchitl Gálvez.
Por respeto a esa amistad no daré el nombre de las personas relevantes de la comunidad judía con las que he conversado al respecto. No tienen miedo o preocupación, no pueden rendirse o temer a lo que sucede en su propia patria.
Simplemente estoy convencido que en un país herido, su voz en un sentido plural puede ayudar a equilibrar nuestras percepciones políticas; un pueblo perseguido como él de Judea, una y otra vez, acosado, pero vibrante e integrado en las sociedades donde se asimilan y son asimilados, son simiente de esa gran diáspora que hoy constituye el sentido cosmopolita y empoderado del ser mexicano.
Reciben a Sheinbaum; contratan a Gálvez
La exjefa de gobierno de la Ciudad de México no es una yiddish practicante de los ritos y la liturgia de una de las comunidades que arribaron a México desde la época colonial: se le conoce por su papel como parte del lopezobradorismo desde que el hoy presidente era jefe de gobierno hace ya más de dos décadas del entonces Distrito Federal.
En tanto, la hoy senadora de origen indígena es reconocida sólo por su trabajo a través de sus empresas que ofrecen soluciones de aires acondicionados ya sea a edificios existentes o en desarrollo, dado que la actividad inmobiliaria es una en la que se han especializado los mexicanos judíos.
“Es una chingona, sus servicios son una chingonería en todos los sentidos”, confían algunos de los personajes más connotados de la comunidad judía en el país en torno a Xóchitl Gálvez, la senadora que en un par de semanas ha puesto de cabeza al mismo Andrés Manuel López Obrador, a su precandidata favorita, Claudia Sheinbaum, así como a su mismo gabinete, legisladores, gobernadores y al equipo del vocero Jesús Ramírez Cuevas.
Sobre Sheinbaum, opinan que se trata de una persona de origen judía no practicante, una situación que dejó de ser un tabú o factor de segregación, pues cada vez es más común que una persona practicante se case o una con otra que no está ligada a las creencias hebreas; que efectivamente se reúne con personas —empresarias y empresarios— de la comunidad en búsqueda de apoyo político y económico, pero que depende de cada uno de los anfitriones sí expresa política y económicamente su adhesión a esa casa.
Le recuerdan, por supuesto, en la construcción del primer tramo del segundo piso del Periférico, del que fue responsable en su ejecución y puesta en marcha.
Eso sí, con el avispado criterio de los negocios, algunos de ellos se preguntan sobre el costo que tuvo cada uno de los espectaculares panorámicos y bardas pintadas a favor de la exregenta. “La estructura metálica es costosa, debe diseñarse específicamente en cada lugar para que no se la lleve el viento; luego el costo del arte de la impresión, las tintas y el material de impresión; súmele la renta. Mínimo 70 mil pesos por espectacular”, calculan. “Es mucho dinero y hay quienes preferimos aportar conforme a la ley, en tiempo y forma, y con cheque certificado y no en efectivo”, comentan mientras el pan-pita se enfría un poco para ser bendecido.
Claudia pierde cinco puntos
Las mediciones en encuestas no favorecen a la que se muestra como la favorita de López Obrador para representar la 4T. Entre las mediciones estadísticas, como las suavizadas de Consulta Mitofsky indican que las preferencias por la exregenta bajaron de 34 % a 31 % en el primer mes de pre-pre-precampaña de los aspirantes de Morena a la presidencia.
Pero lecturas internas de ese partido muestran una caída más grande: de 36 a 31 puntos, una caída de cinco puntos en sólo un mes, y aún le faltan siete semanas de contienda interna contra Marcelo Ebrard, pero sobre todo con Adán Augusto López que, de las tres corcholatas reales, es el único que sostiene una tendencia al alza.