México no quiere — por burocracia — exportar sargazo

25 de Noviembre de 2024

Mauricio Flores
Mauricio Flores

México no quiere — por burocracia — exportar sargazo

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El serio problema ambiental y económico que representa el sargazo podría ser resuelto al ser aprovechado y generar divisas al país, pues China está interesada en importar esta macroalga para diversas aplicaciones médicas e industriales… pero ese interés se ha visto frustrado por la burocracia dentro de los organismos adscritos a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural a cargo de Víctor Villalobos, burocracia que asegura que bajo su interpretación de las leyes ambientales, es incapaz de certificar el carácter inofensivo de sargazo seco para su comercio, pues el sargazo no es vegetal… sino un animal.

No es broma, así lo dice el Oficio No. 117.-JAP.0014 de fecha septiembre 8 de 2022 firmado por el José Alberto Cuéllar Álvarez, ministro para la Región Asia-Pacífico de la SADER. Pero antes de dar algunos detalles del caso, vale recordar que estamos en vísperas de otra temporada de sargazo, esa macroalga que se multiplica exponencialmente por efecto del cambio climático y los residuos de fertilizantes que arrojan naciones sudamericanas al océano atlántico, misma que al ser arrastrada por las corrientes marinas suele recalar en las costas del Caribe Mexicano con un impacto severo sobre los ecosistemas marinos y reduciendo dramáticamente el atractivo turístico de la Riviera Maya, además de resultar dañina para la salud humana.

El año pasado se recolectaron cerca de 53 mil toneladas, que si bien no llegaron al máximo de 83 mil toneladas en 2020, representan una mínima parte de las mareas de la macroalga que llegan a sumar más de 24 millones de toneladas en temporada que recalan. Hasta ahora la manera que se le hace frente es paliativo: se trata de contener con barrera cerca del litoral, se levanta lo que se puede con barcos o se recoge ya en la playa (con todo y arena), y luego se le arroja a los tiraderos municipales para que se siga pudriendo.

Una solución rechazada

El pasado 6 septiembre, el gobierno de China hizo una consulta oficial a la Embajada de México en Beijing, a cargo de Jesús Seade, sobre los requisitos sanitarios para comprar sargazo seco mexicano a fin de que se le expidiera un certificado que garantizara —tras su debida inspección— que el producto no contendría suelos o plagas sujetas al sistema de cuarentenas chino. Para aquel país el sargazo es una oportunidad, mientras que para México es un problema.

La respuesta a la consulta la realizó SENASICA en la persona del ya mencionado José Alberto Cuéllar Álvarez fue directamente enviada a Zhao Zenglian, director general del departamento de cuarentenas animales y vegetales de la dirección general de aduanas de China. Eso sí, enviada rápidamente el 8 de septiembre, pero con ese toque burocrático que dejó boquiabiertos a los funcionarios de aquel país.

“Sabemos que algunos países como Indonesia están introduciendo sargazo a China usando un Certificado Fitosanitario para cumplir con las regulaciones de su país. De cualquier modo, de acuerdo a las regulaciones Mexicanas el Sargazo se encuentra en el ámbito del departamento de salud animal”, escribió Cuellar Álvarez.

En otras palabras, el representante de SADER-SENASICA dijo que no se puede vender sargazo seco porque no se tiene regulada la manera de verificar una forma de vida vegetal que, aún sabiendo que es vegetal, se tiene considerada como vida animal.

En resumen, por torpeza, abulia, burocracia o todo ello junto, México dejó ir una oportunidad para enfrentar uno de sus mayores problemas ambientales. Cuando próximamente vayan a la Riviera Maya y vean el mar ocre, las playas cubiertas por una masa informe que desprende un olor a cloaca, recuerden que no es una planta, que es un animal… y que podría ser ahora una fuente de divisas.