No es la primera vuelta que se echa por México el secretario de Estado —jefe de la diplomacia estadounidense— Antony Blinken a reclamar que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se ha pasado una y otra vez los acuerdos con Joe Biden por el arco del triunfo. Claro, otra cosa ha sucedido cuando el jefe de la seguridad interior del vecino país, Alejandro Mayorkas, ha puesto pie en la frontera o visita Palacio Nacional donde, entonces sí, el trato es más empático y hasta con ánimo colaborativo.
Blinken está enchilado de las formas en que una y otra vez le han dado la vuelta las autoridades mexicanas —ya sea por incapacidad, desidia o deliberadamente— para atender temas urgentes que resolver; pero Mayorkas llega endiablado por las múltiples crisis y puntos de tensión que se han desatado con México (y no se han resuelto) en cinco años. Y esto, en la antesala del proceso electoral de 2024, en el que los votantes de EU miran con simpatía a los candidatos republicanos que manifiestan las posiciones más agresivas frente a un vecino que empieza a dejarles de ser amistoso para percibirlo como un enemigo.
Los temas obvios que provocan el enchilamiento y levantan la mano dura es el constante tráfico de drogas altamente agresivas, fabricadas en México por cualquiera de los cárteles dominantes que provocan más de 110 mil muertes estadounidenses al año, pero que dejan un inconmensurable margen de ganancia a los traficantes; y la nueva oleada de migrantes centroamericanos que a la vista estadounidense pareciera dejan pasar sin mayor objeción el Instituto Nacional de Migración a cargo de Francisco Garduño y la Guardia Nacional que lleva David Córdoba; ello, independientemente de que miles de personas se abarroten en la frontera y desquicien la vida y la actividad comercial binacional, pero que también se convierten en carne de cañón para los cárteles mexicanos.
Hay otros temas menos evidentes, pero muy tensos: la negativa del gobierno mexicano a firmar el CHIP ACT para acelerar la instalación de empresas fabricantes de microprocesadores provenientes de Taiwán en México, asunto geopolítico esencial ante la amenaza China de invadir ese país; el panel de controversia por el cierre a la importación de maíz amarillo transgénico para uso industrial y de blanco transgénico para consumo humano; el inminente panel por el tema de energía que será invocado a principios de 2024 por el bloqueo a combustibles y autogeneración eléctrica que han impulsado la secretaria de Energía, Rocío Nahle, y el director de la CFE, Manuel Bartlett; la nueva Ley Minera que ha puesto en jaque inversiones en Sonora, Chihuahua y Baja California por los riesgos de expropiación; la tensión por falta de competencia efectiva en el sector de telecomunicaciones donde América Móvil tiene acojonada a la emblemática AT&T por fallas regulatorias.
Ya no hablemos de la crisis hídrica que la próxima primavera afectará los ríos fronterizos y desate de nueva cuenta la disputa por los “pagos de agua”.
Vaya, hay temas suficientes como para que los visitantes de alto nivel se traigan una casa de campaña y la instalen permanentemente en la plancha del Zócalo. Pero no tienen tanto tiempo… y ya tienen manera de acelerar esos procesos.
“Decapitan” a “La Chucky”
Y sí, el último viernes de septiembre rodó la cabeza de la jefa de la Unidad de Cumplimiento del Instituto Federal de Telecomunicaciones, Fernanda Arciniega, conocida como “La Chucky” por la manera de inyectar miedo en sus subalternos. Dicen que “presentó voluntariamente su renuncia”, pero también se sabe que “le pidió su renuncia” el presidente del instituto, Javier Juárez Mojica, luego de que trascendiera que la exfuncionaria es investigada por el Órgano Interno de Control (OIC) por la presunta orquestación para dar carpetazo a una docena de investigaciones de prácticas monopólicas realizadas por América Móvil de Carlos Slim.
Además, se supo que dicha orquestación también implicó destruir pruebas documentales y digitales que, junto con los 12 expedientes, le habrían costado sanciones cercanas a los 200 mil millones de pesos.
La “renuncia” de Arciniega, empero, pinta a un pase de impunidad, pues ningún jefe de Unidad del IFT se habría expuesto a realizar tales acciones —y menos en un caso tan relevante— sin contar con la venia de los comisionados del pleno y del presidente del mismo.
¿El OIC, a cargo de Perla Lizeth “Van Helsing” Torres, seguirá adelante con las pesquisas que inició o se acochupará para blindar a los comisionados del IFT y de paso a Telcel-Telmex?
@mfloresarellano
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