Gatell no toma precauciones

15 de Noviembre de 2024

Gatell no toma precauciones

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Foto: Cuartoscuro

El subsecretario de Salud asegura que una persona transmite Covid-19 cuando desarrolla síntomas, pero nuevas evidencias revelan que los contagios inician antes o
incluso en ausencia de ellos

“La transmisión asintomática del SARS-CoV-2 es el talón de Aquiles del control de la pandemia de Covid-19”. Esta frase proviene de un artículo publicado el 24 de abril en el New England Journal of Medicine (NEJM) , que muestra evidencia de contagios del virus SARS-CoV-2 por parte de personas presintomáticas y sugiere que es muy posible que las personas asintomáticas también sean contagiosas.

El artículo usa los datos para cuestionar la estrategia de salud pública de Estados Unidos de hacer pruebas sólo a quien presente síntomas de Covid-19; el mismo argumento se puede aplicar al sistema Centinela y al subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, quien el 25 de abril tuiteó:

“Como ya lo hemos explicado anteriormente, una persona puede transmitir #COVID19 en cuanto desarrolla síntomas. La probabilidad de contagio aumenta progresivamente con los días desde el inicio de la sintomatología; entre el cuarto y sexto día puede ser más contagiosa”.

La evidencia indirecta en contra de lo que el subsecretario se empeña en explicar es abrumadora; empezando por la propia pandemia. Los contagios de personas presintomáticas y asintomáticas son los que permiten explicar cómo este virus ha llegado a todo el mundo a diferencia del SARS-CoV-1, responsable de la epidemia de síndrome respiratorio agudo grave (SARS) de 2003.

SARS-CoV-1 y SARS-CoV-2 tienen muchas similitudes; por eso, cuando apareció SARS-CoV-2 inicialmente se desplegaron las intervenciones con que se controló al SARS-CoV-1 en ocho meses, después de que había infectado a unas ocho mil 100 personas en áreas geográficas limitadas.

Pero en cinco meses, el SARS-CoV-2 ha infectado a más de tres millones de personas y continúa propagándose rápidamente por todo el mundo. La diferencia principal entre la forma de dispersión de ambos virus parece ser el contagio de las personas asintomáticos y presintomáticos.

En medicina, ante la falta de evidencia directa, la aplicación del “principio precautorio” es fundamental: tomemos más precauciones de las que se ha demostrado que son necesarias, no vaya a ser que acabemos ocasionando más daño del que pretendemos remediar.

Ante Covid-19, la Secretaría de Salud ha fallado varias veces no sólo en aplicar el principio precautorio, también en atender las recomendaciones y advertencias de la Organización Mundial de la Salud, que desde el 2 de abril dejó claro que “algunas personas” son contagiosas antes de mostrar síntomas y que aunque “hasta la fecha no se ha documentado la transmisión asintomática, esto no excluye la posibilidad de que pueda ocurrir”.

El dato. El modelo Centinela muestra sólo una parte de la población contagiada; por cada caso positivo hay entre 8 y 30 enfermos más.

El principio precautorio tampoco se aplicó en los aeropuertos cuando se dejó entrar sin revisar a los viajeros que venían de zonas de contagio y menos aún cuando se retardaron las medidas de confinamiento y se realizó el Vive Latino. El caso más notable fue cuando no se le dijo al presidente Andrés Manuel López Obrador que no debía hacer giras que podían facilitar los contagios ni dar mensajes de que la gente saliera a las fondas.

El caso de los cubrebocas es simbólico. “No hay evidencia científica de que funcionen” decía el vocero del gobierno federal, y era cierto, porque para obtener esa evidencia se requiere de hacer experimentos u observaciones en los haya un grupo control con gente que sí se contagie. Incluso cuando se reportó ese experimento, se podía alegar que podía ser más grave la “falsa sensación de seguridad”.

Pero el caso más dramático, y que probablemente se encuentra detrás de todos los errores, ha sido no atender la recomendación de la OMS de hacer muchas pruebas y seguir usando como base el modelo Centinela, que sólo hace pruebas a quienes tienen ciertos síntomas. Esto ha impedido hacer una estimación del número real de contagios, observar las diferencias de dispersión del virus a nivel regional, hacer pruebas a quienes no presenten todos los síntomas y hacer un modelo matemático predictivo confiable.

El artículo del NEJM calcula que no considerar a los asintomáticos ha causado brotes de Covid-19 en una de cada 10 casas de retiro, a pesar de que están en estricto confinamiento, y que esto ha derivado en miles de muertes.