En la antigua Mesopotamia se buscó la forma de conservar las frutas por más tiempo y a la conclusión que llegaron es que cuando éstas se deshidratan, se alarga su conservación porque la humedad de la fruta es la más atacada por la descomposición.
Al respecto, las frutas pueden deshidratarse de forma natural al utilizar secadores. Este proceso no implica añadirles ni aditivos o productos químicos y así mantienen sus propiedades saludables. Un ejemplo de los frutos que se secan por medio de un proceso natural son las uvas, dátiles, ciruelas, higos, albaricoques, melocotones y manzanas.
›Sin embargo, hay otro tipo de frutas que no pueden deshidratarse de esta manera, y deben ser desecadas con ayuda de procesos químicos. Éstas son las frutas del bosque, como arándanos, fresas y cerezas y para conseguirlo se sumergen primero en azúcar, por ello se les denomina frutas secas confitadas.
La Fundación Internacional de Frutos Secos y Frutas Deshidratadas ha elaborado un estudio que compara estos alimentos con otras botanas consideradas naturales y concluye que las frutas deshidratadas tienen un índice de calorías, carbohidratos, grasas y proteínas similares a otras botanas no industriales, pero que aportan más fibra y menos azúcares.
Aptas para diabéticos
Tienen una concentración alta de azúcares simples que deriva en el lento aumento de concentración de azúcar en sangre para que no se produzcan picos, por su alto contenido en fibra, fructosa y sorbitol.
Poderosos antioxidantes
Las frutas deshidratadas de color oscuro, como las uvas, arándanos y ciruelas, tienen un alto aporte de polifenoles y carotenoides, considerados como unos antioxidantes muy benéficos para la salud. Pero la fruta que más lo contiene es el albaricoque, por lo que es muy recomendable para prevenir enfermedades cardiovasculares.
Previenen la anemia
Los orejones de albaricoque son muy recomendables para quienes padezcan anemia, porque aportan hasta siete miligramos de hierro por cada 100 gramos. Y para aprovechar su aporte es recomendable acompañar su ingesta con otras frutas ricas en vitamina C, como la naranja, piña o el kiwi.
Laxantes naturales
Por cada 100 gramos de fruta deshidratada consumimos alrededor de 12 gramos de fibra, esto significa que aportamos a nuestro organismo 600% más de fibra que con las frutas frescas. Ocurre así porque al estar deshidratadas, disminuyen de tamaño, pero quedan los nutrientes. Las frutas deshidratadas que más ayudan a conseguir un efecto laxante son las ciruelas y los dátiles.
Efecto saciante
Su alto contenido en fibra y su sabor profundo producen un efecto saciante. Las ciruelas aportan 16 gramos de fibra por cada 100, cuando las uvas sólo tienen siete gramos por cada 100. Por regla general, la fruta deshidratada multiplica su fibra en relación con las frescas, pues de esta manera calman el hambre y nutren, pero no añaden más calorías.