“Frío invierno” se avecina para la economía

6 de Enero de 2025

“Frío invierno” se avecina para la economía

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En los últimos 12 meses, algunos productos primarios se dispararon hasta 100%, lo que ha encarecido y despertado un efecto de pérdida de valor adquisitivo de la moneda mexicana

La debilidad del mercado interno, la alta inflación, el alza de precio en las materias primas, efectos del confinamiento, incremento en la cifra de subempleo e informalidad laboral, hacen la mezcla perfecta para un invierno económico más “frío” para los mexicanos. La inflación ha estado más cerca del 6% en este año que del 3% (-+1%) que tiene como objetivo el Banco de México (Banxico) como una manera de conservar el poder adquisitivo de los mexicanos.

El dato de inflación de octubre rompió los pronósticos y se elevó a 6.24%, cuando lo esperado era de 6.15, y ahora ya están previendo un alza de precios general arriba del 7%, lo que significa que sería la más alta desde febrero de 2001. Por el momento, el 6.24% que reportó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) es el mayor incremento anual desde diciembre de 2017.

Las encuestas entre economistas, como la que levanta el Banco de México, poco a poco han ido aumentando; en enero de este año preveían una inflación de 3.66%; en el sondeo de octubre ha aumentado hasta una expectativa a 6.63 por ciento para cerrar 2021.

La encuesta de Citibanamex presenta una expectativa de 6.70% para concluir este año. Pero el banco ya modificó la propia a un aumento de 6.80%, en tanto, el regio Banco Base la elevó a 7.15% esa estimación, lo que llevaría a la inflación a un máximo en 20 años. Aunque Citibanamex, en su encuesta de octubre calculaba que cerraría en 6.50% el año, pero en febrero anticipaban una tasa de apenas 3.70 por ciento.

Las autoridades de política monetaria, tanto de México como de Estados Unidos, al inicio de este año aseguraban que la alta inflación era transitoria, y que pronto tendría que regresar a los niveles cercanos a sus objetivos previos al inicio de la pandemia. Sin embargo, en los últimos informes de Banco de México, como de la Reserva Federal de Estados Unidos y otras entidades monetarias en el mundo, han manifestado la preocupación de que la inflación que se encuentra en máximos de varios años se prolongará por más tiempo.

Para 2022, la inflación no ha sufrido gran cambio en la estimación de Banco de México, pasaron de 3.50% en la encuesta de enero a 3.84% en su proyección de octubre, y en la de Citibanamex la esperan de 3.70 por ciento. La inflación no subyacente, de la que las autoridades financieras y monetarias del país no tienen control, es el principal factor para el encarecimiento de los productos que consumen los hogares y principalmente por la subida en productos primarios o materias primas, trasladando ese impacto a los bienes y servicios finales.

Productos, por los aires

Las materias primas son la base de los precios de los productos que se consumen en el día a día y que forman gran parte de la inflación no subyacente y estos no los establece una persona, o un organismo, sino factores exógenos, como son la demanda, el clima, el suministro y la oferta disponible, y tienen un impacto de mediano o largo plazo, dependiendo los efectos que se hayan posado sobre ella. En los últimos 12 meses, algunos de los productos primarios se han disparado más del 100%, como es el caso de los energéticos, agrícolas y metales, lo que ha encarecido y ha despertado un efecto de pérdida de valor adquisitivo de la moneda mexicana.

Otros, aunque no doblaron su valor en los últimos 12 meses, sí se han elevado para afectar a las industrias y por consiguiente a los hogares que deben de consumirlos de forma básica, como son los productos agrícolas, principalmente la soya, maíz, trigo y avena, los que se han encarecido 17%, 29%, 41% y 147%, respectivamente.

Ezequiel Quiroz, analista de mercados financieros de la Venta Advisors y Capital Advisors, indicó en entrevista para ejecentral que los precios de los alimentos estarán bajo presión más tiempo de lo estimado, pues los fertilizantes aumentan su costo.

“Para empezar, el precio de los fertilizantes, porque ha subido mucho y eso va a afectar la productividad y producción. El precio de la carne va a subir tremendamente”, dijo el analista. Los fertilizantes están supeditados al precio del petróleo, que aumentó en 12 meses más de 180% por la demanda de energía de las principales economías.

“El gas natural (que se ha elevado 400% en Europa en 12 meses), apenas comenzará el invierno y es un insumo, no sólo para generar electricidad, sino para la fabricación de muchos plásticos y polímeros, y sus precios están subiendo de una manera impresionante y continuarán en ascenso”, mencionó Quiroz. Lo anterior afectará en mayor medida a países que lo tienen como uno de sus principales insumos; para México y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) es esencial para generar energía.

Además, los precios de la vivienda se dispararon por un aumento en la construcción, principalmente en Estados Unidos, lo que elevó los precios de las materias primas como la madera, el cemento y el acero a escala internacional. En los energéticos, el analista explicó que la gran demanda china, es el ejemplo de lo que está sucediendo en la generación de energía; mientras el carbón cuesta más que lo que se obtiene en su equivalente en electricidad, las plantas de ese país optaron por apagones programados.

Secuelas del confinamiento

El confinamiento en 2020 provocó paros técnicos, reducción de la producción y en muchos casos drásticos, el cierre de las empresas, y como consecuencia una caída económica global, que de acuerdo con el Banco Mundial fue de 3.5% y que en los países miembros de la OCDE fue de 4.64% del PIB.

En México costó una pérdida del Producto Interno Bruto (PIB) del 8.5%, superior a lo que perdió el mundo en términos porcentuales, aunque existe un rebote y casi se ha recuperado al 98%, lo cierto es que la recuperación ha sido por un efecto inercial del dinamismo de la economía de Estados Unidos. Esta gran demanda de bienes y servicios de las naciones desarrolladas y China han provocado un efecto adverso en las cadenas de suministro.

“Las empresas están teniendo problemas en la cadena de suministro. Si antes de la pandemia tu hacías un pedido de Asia, éste tardaba en promedio 120 días, hoy, con suerte estás recibiéndolo en 240 días, sólo hablando en tiempo, porque a parte implica un aumento de las tarifas y ello debes incorporarlo a tu línea de producción; es decir, lo tienes que reflejar en el precio de tu producto”, indicó el analista de la Venta Advisor.

Ante la caída mundial, las estrategias económicas que han implantado los países ricos han hecho que se disparara la demanda de bienes y servicios en un contexto donde el confinamiento llevó a que las familias trabajaran, estudiaran y en otros casos, buscarán el ocio desde casa, lo que en primer lugar desencadenó una gran demanda de bienes electrónicos como computadoras, tabletas y celulares, y a la postre más bienes duraderos, como pantallas, estufas, refrigeradores, etc. Lo que desembocó en cuellos de botella en el mundo.

Un ejemplo de lo que sucedió en los países ricos, fue Estados Unidos, que dotó de 7 mil 500 dólares a las familias contribuyentes y una ayuda extra de mil dólares por dependiente menor legal, donde el presidente Joe Biden pidió no guardar el dinero, sino que salieran a gastar y que la economía circulara para salir pronto de una de las peores crisis de la historia. La gran demanda llevó a un colapso de las cadenas de producción y de suministro. La primera porque no contaba con la mano de obra indicada y la segunda por no contar con el volumen de materias primas para fabricar de manera más rápida.

El suministro ha estado afectado por enormes cuellos de botella ante las medidas para evitar la transmisión de la Covid-19 que impusieron países en sus puertos, por lo que se hicieron grandes filas en el transporte marítimo que se sobre acumuló ante la gran demanda global, retrasando las entregas e incrementando los costos de los productos.

Mercado interno débil

Datos recientes del Inegi mostraron que la demanda interna de bienes y servicios se ha contraído en los tres últimos meses, un signo de debilidad en el ingreso de los hogares y de las empresas que no están gastando al ritmo que el gobierno había previsto, lo que pone en riesgo la meta de crecimiento económico que el gobierno ha estimado de 6.3 por ciento.

Los economistas del mercado han atribuido este debilitamiento a la tercera ola de la Covid-19; pero el mercado laboral, pese a haber integrado un gran número de empleos formales ante el IMSS en lo que va del año, la realidad es que el subempleo, donde los trabajadores tienen menos horas de trabajo de las que tenían antes que la pandemia, y por consiguiente un menor ingreso, ha aumentado más que el empleo de tiempo completo.

José Antonio Durán, analista del sector automotriz, señaló que “en la industria se dieron muy pocos despidos, las armadoras optaron por negociar y reducir los salarios ante los estragos de la pandemia, la crisis de los semiconductores y altos precios de logística”. Esto es un ejemplo del subempleo que se ha instalado en la economía mexicana.

De acuerdo con el último dato de empleo, la Población Económicamente Activa (PEA) que está subocupada asciende a 6.8 millones, de los cuales 4.2 millones son hombres y 2.6 millones son mujeres.

En febrero de 2020, punto clave para medir el efecto pandémico, la tasa de subocupación era de 7.5%, mientras que ahora es del 12.3 por ciento.