“Nuestro trabajo muestra que suspender la vacunación con AstraZeneca en Francia e Italia durante tres días sin reemplazarla con otra vacuna provocó alrededor de 260 y 130 muertes adicionales, respectivamente”, asegura Davide Faranda.
Faranda es el autor principal de un estudio que, con un modelo matemático epidemiológico, estimó las consecuencias de dejar de inocular el producto diseñado por la Universidad de Oxford y producido por la farmacéutica AstraZeneca debido a la sospecha de que podría estar relacionado con un pequeño número de casos de trombosis venosa profunda.
En el reporte de la investigación, publicado ayer en la revista Chaos, también se da cuenta de que reanudar la vacunación con el doble de intensidad durante otros tres días solo reduciría el exceso de muertes en alrededor de la mitad.
“Este es un resultado evidente de los efectos no lineales de la dinámica epidemiológica. Aquellos que no han sido vacunados pueden contaminar a otros individuos antes de que se reanude la vacunación”, explican los autores en el reporte.
Añaden que la suspensión, además, hizo disminuir la confianza de la población en las vacunas “en un porcentaje nada despreciable” que no consideraron, por lo que “nuestras estimaciones probablemente sean conservadoras y subestimen el exceso de muertes derivadas de la incredulidad en las políticas de vacunación observadas en los países europeos más grandes”.
La diferencia entre el número de muertes estimado para los dos países se debe a que se consideraron sus diferentes situaciones epidemiológicas.