Legalizar el cannabis para “recuperar el control” sobre los narcotraficantes y proteger mejor a los menores, recomendaron diputados franceses en un informe publicado el miércoles, a contracorriente de la política antidroga del gobierno.
“La prohibición adopta desde hace cincuenta años un objetivo inalcanzable (...). Una legalización regulada es la mejor manera de recuperar el control y proteger a los franceses”, resume para la AFP Caroline Janvier, la diputada del partido LREM (centrista, gobernante), que coordinó el informe.
Encabezada por algunos miembros de la mayoría presidencial, este grupo de parlamentarios rechaza las acusaciones de “laxismo” y constata el “fracaso” de las políticas públicas en cuanto a las drogas.
“El Estado asiste impotente a la generalización del cannabis entre los jóvenes y al deterioro de la seguridad,” a pesar de una “política francesa represiva, costosa y que moviliza en exceso a la policía”, señalan los diputados.
El presupuesto asignado en Francia a la policía y las aduanas para la lucha contra las drogas casi se duplicó entre 2012 y 2018 hasta alcanzar los 1.080 millones de euros anuales (1.298 millones de dólares), afirman.
Pese a esto, Francia sigue siendo el campeón europeo del consumo de cannabis, con cinco millones de consumidores anuales y 900.000 fumadores diarios. Aunque está en ligero descenso, el consumo de los menores sigue siendo el doble de la media europea.
“Mito”
Estas cifras marcan un claro “fracaso” en términos de salud, a pesar de una política que se dirige a los consumidores de cannabis y no a los traficantes, afirman. De las 160.000 infracciones por drogas registradas en 2020, el 81% fueron por consumo.
El informe también desmiente el “mito” de que Francia es uno de los países más represivos de Europa.
Aunque el consumo de drogas está castigado con un año de cárcel y 3.750 euros (4.500 dólares) de multa, la gran mayoría de los consumidores reciben únicamente una advertencia o una multa. En cuanto al tráfico, la condena media por posesión de diez kilos de cannabis hace de Francia el tercer país menos represivo de Europa.
Por ello, los diputados denuncian “la hipocresía de los discursos de firmeza que se pronuncian regularmente”.
El presidente Emmanuel Macron hizo recientemente de la erradicación del narcotráfico “la madre de las batallas” y su ministro del Interior, Gérald Darmanin, aplaude en Twitter cada “desmantelamiento” de “puntos de venta”.
Sin embargo, a ojos de los parlamentarios, esta política, con su plan antidroga y la introducción desde septiembre de una multa fija por consumo de drogas de 200 euros (240 dólares), parece “condenada al fracaso como las anteriores”.
El informe expone los retos que plantea el cannabis, en base a trabajos de investigación. Afirma que, aunque el cannabis es menos peligroso para los adultos que el alcohol o el tabaco, es principalmente una amenaza para los menores, cuyo consumo duplica el riesgo de esquizofrenia, trastornos de ansiedad y depresión.
Modelo francés
Pese a esto, la prevención suele limitarse a una sesión informativa al año, organizada de forma muy aleatoria según el centro educativo.
Los diputados sostienen que si se legaliza el cannabis, los ingresos fiscales podrían alcanzar “2.000 millones de euros” (2.400 millones de dólares) y financiar este objetivo de forma prioritaria.
“Proponemos una verdadera política de reducción de riesgos, para dejar de hacer la guerra al usuario y reorientar realmente la policía hacia la lucha contra el tráfico”, insiste Janvier.
El informe analiza la legalización que se está llevando a cabo en Canadá y en 15 estados de Estados Unidos, que parece estar provocando un descenso en el consumo de los menores y una reducción del mercado negro. Y detalla las condiciones de un posible “modelo francés de legalización regulada”.
¿Qué precio hay que fijar para competir con los traficantes? ¿En qué lugares debe permitirse su uso? ¿Deben crearse tiendas que prohíban el acceso a los menores? Las preguntas son numerosas.
Para responder a ellas los diputados recomiendan un debate nacional en el Parlamento, la creación de una asamblea ciudadana como se hizo hace unos meses sobre el clima o incluso un referéndum.
Pero el ejecutivo podría mostrarse poco abierto a estas sugerencias. Diez días antes del informe, Macron descartó cualquier cambio legislativo en la materia y en su lugar pidió “un gran debate nacional sobre el consumo de drogas y sus efectos”.