jonathanjnd@ejecentral.com.mx A cuatro años de la implementación del Programa Escudo Centro, los resultados han sido contraproducentes en los estados donde se ejecutó
El “blindaje” por el que apostaba el Programa Escudo Centro desde 2013 se extravió. Los delitos se incrementaron, la violencia no cesó y todo el plan diseñado para aplicarse en ocho estados quedó en el discurso. Hoy, a cuatro años de esa iniciativa, la Conferencia Nacional de Procuradores impulsó la llamada “Fuerza Conago” que busca exactamente lo mismo: combatir la criminalidad en estados y municipios. El 3 de abril de 2013, las autoridades policiales y judiciales del entonces Distrito Federal (hoy CDMX), Hidalgo, Puebla, Tlaxcala, Morelos, Querétaro, estado de México y Guerrero firmaron en conjunto con la Procuraduría General de la República (PGR), las bases para instrumentar y aplicar el operativo Escudo Centro, enfocado a la prevención y combate de delitos de alto impacto, incluyendo homicidios, robos y secuestro. Sólo que el registro oficial de la incidencia de ilícitos muestra que en esas entidades la situación empeoró, y delitos como el robo aumentaron hasta en mil por ciento. Al comparar el primer semestre de operaciones del Escudo Centro (abril-septiembre 2013) con el mismo periodo de 2016. En la CDMX, el alza de homicidios dolosos superó 32% y los robos con violencia a transeúnte sobre el primer semestre de 2017, comparado con 2016, aumentaron 40.8 por ciento. Una situación similar ocurre en Guerrero, Hidalgo, estado de México, Morelos, Puebla, Querétaro y Tlaxcala, que suscribieron el acuerdo por el que se comprometieron a trabajar en cinco ejes estratégicos, entre ellos efectuar operativos conjuntos basados en labores de inteligencia, traducido en golpes quirúrgicos a grupos criminales y acciones preventivas estratégicas que frenaran y redujeran la violencia de manera efectiva. “Fuerza Conago” establece exactamente lo mismo. Entre los ejes para el funcionamiento del Escudo Centro se planteó la ejecución de operativos interestatales e intercambio de información respecto al registro de autos robados; además de información de inteligencia y datos ministeriales, desarrollo de programas de prevención del delito con presupuestos comunes y desarrollo del registro dactilar de policías y delincuentes. Pero ni la coordinación ni los ejes de trabajo se cumplieron. Muestra de ello es que en su reciente informe mensual sobre la tendencia del secuestro en el país, Isabel Miranda de Wallace, presidenta de la asociación Alto Secuestro, cuestionó la funcionalidad del Escudo Centro, al señalar que en esta administración, la mayor cantidad de delitos se concentran en estados de esa región. Exceptuando Tamaulipas, Tabasco, Michoacán y Veracruz, la activista refirió que de los más de nueve mil 800 plagios registrados entre diciembre de 2012 y julio de este año, la mayoría ocurrió en el estado de México, Guerrero, la CDMX y Morelos. Asesinatos, robos de vehículo, asaltos a transeúntes y atracos en carreteras son otros ilícitos que no disminuyeron, de acuerdo al reporte de las fiscalías y procuradurías de cada entidad.
De ocurrencia en ocurrencia
Apenas cumplía un año de operaciones del llamado Escudo Centro y su fuerza parecía que menguaba. En abril de 2014, el jefe de Gobierno capitalino, Miguel Ángel Mancera, reconocía que, aunque la iniciativa debería de tener continuidad, cada entidad de la región tendría que redoblar sus esfuerzos para contrarrestar la delincuencia y mejorar las condiciones de seguridad. “Escudo Centro es algo que debe funcionar, que hay situaciones que hacen presión en los diferentes estados que pueden repercutir, eso ha sido una advertencia. La Ciudad de México ha tomado cartas en el asunto y estoy claro que el estado de Morelos, el estado de México, que todas las entidades están con sus propias estrategias, buscando esta línea de reforzamiento de su seguridad. Eso no implica que no tengamos una operatividad diaria”, reconocía entonces. A decir del director del Observatorio Nacional Ciudadano, Francisco Rivas Rodríguez, una de las problemáticas de estas iniciativas como el Escudo Centro parece que son ocurrencias con fines políticos, más que políticas públicas que mejoren las condiciones de seguridad en donde se despliegan esos esfuerzos, los cuales no parten de un diagnóstico que hayan explicado. “Hay problemas muy graves en el diseño de políticas públicas, la aplicación de éstas y luego su continuidad”, sostuvo el activista. Entrevistado por este semanario, Rivas Rodríguez señaló que tal y como sucedió con el Escudo Centro, los operativos de “Fuerza Conago” pretenden generar una coordinación que, aunque puede resultar beneficiosa, la poca información al respecto de los indicadores con los que cuentan, qué planes se tienen y cómo evaluar sus avances parecen mandar más de una señal política que una intervención para atender los problemas de seguridad. “Parece más la voluntad del jefe de gobierno de echar a andar el aparato estatal, de fomentar la colaboración entre los estados con miras políticas, más que en realidad que nazca de un diagnóstico, con una claridad de ideas de cómo hacer y para qué. Necesitamos más información para evaluar estas políticas, no se están impulsando los intereses de generar más seguridad”, acusó.
9,841
secuestros ocurrieron en el país de diciembre de 2012 a julio de este año.
40.8
por ciento aumentó el robo con violencia a transeúnte en el primer semestre de 2017 con respecto al 2016 en la CDMX.
