En un Estado Constitucional Democrático de Derecho, como lo es el mexicano, la seguridad de la población es un elemento esencial para que el pacto social (concepto de Rousseau), celebrado entre ciudadanos y gobierno se dé en términos de bienes y servicios, este pacto, se hace tangible cuando tenemos una “Constitución”. Ferdinand Lasalle en 1862 en una conferencia que dio en Berlín, lanzó una pregunta que hace eco actual el día de hoy ¿Qué es una Constitución? Él mismo, desarrolla la respuesta. En resumen dice la Constitución es un documento que define los elementos que componen el Estado (Nación), un conjunto de leyes para la organización y funcionamiento del mismo y los Sentimientos de la Nación, es decir, es un documento que refleja la realidad social que se construye en razón a la manifestación de los factores reales de poder. El que los factores reales de poder se manifiesten en sus diversas formas, colores y sabores, hace que una Constitución esté viva, ya que esto debe ser el otro lado de la moneda de la realidad social; es armonizar lo que se vive con lo que se regula, organiza y sanciona. En este sentido, podríamos hacernos varias preguntas, por ejemplo: ¿cuál es la realidad social en materia de seguridad en México? ¿Es el Ejército un factor real de poder? La Constitución de los Estados Unidos Mexicanos está viva, es decir ¿se encuentra en armonía con la realidad social?. Antes de llegar a una respuesta simplista de sí o no, me permito hacer las siguientes consideraciones. El sobre diagnóstico de la situación de inseguridad y violencias en que México se encuentra el día de hoy, es ampliamente conocido, el resultado es: un 95% de delitos en la impunidad, policías mal capacitadas, armadas y sin certificar a lo largo y ancho del país. Eso genera que en conjunto existan zonas del país en donde el riesgo per cápita, es muy alto y las hace improductivas, inhabitables e inseguras en general, ya que, la Delincuencia Organizada y la común se han infiltrado en la operación institucional en temas de seguridad, justicia y penitenciario. Las necesidades son muchas (decantar a los servidores públicos, que están y quieren estar, saben y deben seguir formando parte del sistema, capacitarlos, certificarlos en competencias, disciplinarlos, etc.). Esto se podría comparar con lo que Víctor Beker define como la “teoría del caos”. “…La teoría del caos, permite modelar y explicar el cambio; en particular los cambios abruptos, las discontinuidades que desmienten periódicamente la creencia en que Natura non facit saltum (la naturaleza no procede por saltos). El particular atractivo de esta teoría es que el mismo modelo que genera comportamientos estables da lugar también a conductas caóticas. En realidad, el caos es tan sólo una de las alternativas que presentan los sistemas dinámicos no lineales. Se comienza por definir qué es un sistema dinámico no lineal, qué es un atractor y, en particular, qué es un atractor caótico. Se muestra cómo un sistema estable deja de serlo y, a través de bifurcaciones sucesivas, emprende la ruta del caos. Finalmente, se analizan algunas posibles implicaciones de la teoría del caos, particularmente en cuanto a la predecibilidad e impredecibilidad de los fenómenos. Se analiza la relación entre la teoría del caos y la estadística tradicional…” Lo anterior aplicado a la Guardia Nacional, implica una reforma de forma y de fondo, es disruptivo plantear la necesidad de implementar una Guardia Nacional como un instrumento de contención, operación e investigación en la Constitución, no necesariamente ya que enunciada está; pero con una naturaleza distinta. En, cambio es indiscutiblemente necesario contar con instituciones más que de carácter civil en una híbrida con disciplina, constancia y lealtad en valores militares y con la sensibilidad de los policías civiles; nuestra realidad ha rebasado las capacidades de los Municipios y de los Estados, ello por la falta de responsabilidad de los gobernantes a esos niveles y la oportuna (desde 1990 existen fenómenos de delincuencia organizada documentados ampliamente en México) exigencia de la sociedad de forma vehemente por la inobservancia con el deber básico del Estado, en sus tres niveles de gobierno, de cumplir con dar seguridad a la gente. Entonces, resulta oportuno no dejar para más tarde la implementación estratégica de la Guardia Nacional, ello implicará cambiar el paradigma del manejo militar de la tropa y la interlocución con la ciudadanía del siglo XXI: la implementación de conceptos diferenciados y claros de Seguridad Nacional, Seguridad Interior y Seguridad Pública; la implementación de una estrategia de acción, transición y retiro abierta, ya que será un híbrido conformado por Policías Navales, Militares y civiles de la Policía Federal. Voy a insistir, que los miembros de la Guardia Nacional como un nuevo y único cuerpo de seguridad, deberán de contar con los mismos estándares de certificación en varias materias y competencias, todo esto hará que se armonice la Constitución. Es necesaria la reforma Constitucional, para que las bases legales sean sólidas, esta debe ser integral, para que las leyes secundarias permitan una adecuada coordinación, operación y funcionamiento. Esas son cosas de forma que hacen fondo y están en manos de los legisladores.