Seguramente más de alguno ha tenido en sus manos un documento fechado por la cancillería en el que decía a los tantos días, del mes tal, año tal “Tlatelolco, México”.
En lo particular tuve esa fortuna, y la curiosidad de investigar la causa y las razones fueron varias; pero para la Cancillería era un lugar emblemático y de ahí que se hiciera la citación en las fechas de los documentos oficiales.
La sede de la Secretaría de Relaciones Exteriores se encontraba en el ahora edificio del Centro Cultural Universitario iluminado como Caleidoscopio. Y su anexo en el edificio conocido hasta la fecha como el Triángulo, cruzando la calle. El “Caleidoscopio” está a un costado de la plaza de las Tres Culturas y museo de sitio del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
Tlatelolco fue en la época prehispánica el centro comercial más importante, el nombre significa “montículo de arena”. A la llegada de los españoles, se convirtió en el centro más importante de las ciencias y las artes durante la primera mitad del siglo XVI, ya que para 1533, se inauguró el Colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco, la primera institución de educación superior en América.
Con el paso del tiempo la modernidad llegó a Tlatelolco, dando paso a la construcción de unidades habitacionales con el concepto de una ciudad dentro de la ciudad.
Sin duda, el lugar está lleno de historia, entre ellos la muerte de estudiantes en el verano del 68 y el desplome de un par de edificios de esta unidad habitacional en el sismo de 1985.
No quiero dejar pasar por alto, algo que cambió la historia de México y es la firma de un tratado internacional que al día de hoy es vigente y explica muchas cosas, entre ellas el listón que adorna el actual edificio de la Cancillería en la Avenida Juárez, frente al hemiciclo del benemérito de las Américas. El 14 de febrero de 1967, se suscribió en Tlatelolco el Tratado para la Proscripción de Armas Nucleares en América Latina y el Caribe.
Es un tratado internacional que establece la desnuclearización del territorio de América Latina y el Caribe de las países signatarios. Sin duda era la época de la guerra fría y a México le interesaba estar fuera de la ecuación en la que se vio envuelta Cuba, por otro lado, el compromiso era que la energía nuclear sólo diera en beneficio de la humanidad, ya que había un peligro inminente.
En el marco del tratado se crearon dos instancias:
1-El Organismo para la Proscripción de las Armas Nucleares en la América Latina (OPANAL), el cual sirve para el control del tratado.
2-El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), a través del Sistema de Salvaguardia.
De forma y fondo, este tratado ha funcionado desde su firma y hasta la fecha; es tan efectivo que por ello no tenemos en la región problemas y amenazas a la seguridad nacional en materia nuclear.
Nota al pie de página:
De pena ajena, que una ministra del más alto tribunal constitucional, se ampare para no enfrentar con responsabilidad sus acciones cuando fue universitaria.
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