Otis al desnudo

10 de Abril de 2025

Laura Borbolla
Laura Borbolla

Otis al desnudo

LauraBorbolla-Web

Otis ha sido la tormenta tropical, que con el cambio climático ha roto el récord de evolución a huracán categoría cinco. Su génesis se dio a conocer el pasado 21 de octubre, cuando se informó sobre la existencia del meteoro como tormenta con una trayectoria de aproximación a las costas del estado de Guerrero. Se encontraba a un poco más de 650 km de Acapulco, cuando el miércoles 25 de octubre, se estableció que la tormenta tropical evolucionó a huracán, según la escala Saffir-Simpson.

Los huracanes se inician como depresiones tropicales que van ganando fuerza por la humedad y el aire caliente. Una depresión tropical se convierte en huracán oficialmente cuando sus vientos alcanzan una velocidad de 120 km/h. Su evolución se dio en 12 horas aproximadamente; ello resulta como consecuencia del fenómeno de “El Niño” y el cambio climático, ya que el agua en el océano estaba a más de 30•C.

El problema de Otis fue que nadie pudo reaccionar a tiempo y de forma correcta; la prevención no existió, un huracán nivel 5 se caracteriza por tener vientos superiores a los 250 km/h y las olas llegan a tener una altura de más de 6 m. Los techos de las viviendas son arrancados por los vientos y en las más pequeñas pueden elevarse completas, además que ventanas y puertas sufren daños severos. El huracán tomó por sorpresa a propios y extraños; ya que fue la madrugada del 26 de octubre cuando en la gran mayoría de la población y turistas se encontraban durmiendo.

Las imágenes que han estado llegando a través de los medios de comunicación y en las redes sociales dan cuenta de una desoladora y grave tragedia; por un lado, los daños físicos, por otro lado la falta de energía eléctrica y de todos los servicios, entre ellos las telecomunicaciones. Ante una zona de desastre la evidencia de la falta de protocolos de reacción y el vacío de gobernabilidad, la rapiña se fue generado, fue más allá de buscar alimentos.

La devastación en Acapulco es similar al temblor de México en 1985 y al ocurrido en Nueva Orleans con el huracán Katrina, lo complicado es ver la falta de reacción de las autoridades y la falta de comunicación del plan de contingencia. La realidad es que para tener un plan de contingencia se requiere un diagnóstico de necesidades y dimensionar los años que dejó Otis.

Sin duda la sociedad civil y la iniciativa privada actuaron de forma solidaria y puntual en beneficio de los habitantes y turistas que se encontraban en Acapulco el 26 de octubre pasado. Claro ejemplo de eficacia y organización con experiencia en tragedias similares a esta lo dan la Cruz Roja Mexicana y Teléfonos de México.

De forma y fondo, Otis desnudó todas las deficiencias institucionales y sociales; los criterios de construcción de Acapulco están poco actualizados para resistir estos meteoros y según varios expertos cada vez serán más comunes y voraces debido al cambio climático.

Los protocolos de Protección Civil deben de ser revisados, ya que han sido una nulidad. De la necesidad de actualizar y equipar el sistema meteorológico nacional quizás deberíamos de hablar en otra entrega, ya que el retraso es de muchos años y los pocos radares con los que se cuenta no funcionan de manera correcta.

Los mexicanos somos solidarios y tenemos que reflexionar como cada uno desde su trinchera puede ayudar al puerto de Acapulco Guerrero; las necesidades son muchas y el tiempo apremia, la tragedia no debe de ser mezclada con la política.

Nota al pie de página:
Celebro la reapertura la Línea 1 del Metro de la Ciudad de México y la entrega de la medalla Emilio Krieger 2023 a la titular de la FGJ CDMX, Ernestina Godoy Ramos.

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