En días pasados leímos varias notas periodísticas y referencias de redes sociales sobre hechos muy graves, que van desde ataques a jóvenes hasta lo ocurrido en Nuevo León.
El primero, un joven estudiante de mecánica que fue rociado de gasolina por un compañero de la escuela y al que le prendieron fuego, provocando con ello quemaduras de segundo y tercer grado; lo cual quedó grabado por cámaras de circuito cerrado de la escuela.
Otro joven, en este caso vigilante de un condominio en la ciudad de Puebla, que fue golpeado en más de 10 ocasiones por un residente “negligente” que reclamaba el que no se le diera acceso; algo que también quedó grabado por el circuito cerrado y además por una vecina. El agresor, a pesar de los videos, quiso cambiar los hechos asegurando que él vigilante lo había golpeado… y después se supo que tanto el papá como la mamá del agresor tienen algunos antecedentes de ser personas violentas.
Por último, lo acontecido tanto en el interior del congreso del Estado de Nuevo León como la conducta desplegada por Samuel García, quien había perdido licencia al cargo para ser el candidato a la Presidencia de la República por Movimiento Ciudadano; no sin antes querer imponer quién sería el gobernador interino, a pesar de que la ley establece que esa es atribución del Congreso.
Sin duda, todos los acontecimientos, nos deben de dar muchas cosas que reflexionar. En lo particular, me provoca asombro el ver los niveles de violencia que en nuestro país tenemos en todas las esferas; pero lo más importante por analizar es el que tenemos una gran erosión del Estado de Derecho en nuestro país; es decir, que los ciudadanos no hagamos nada por cumplir las normas, ya sea basados en principios y valores o por temor de la fuerza de aplicación de la Ley.
De forma y fondo, el tener consciencia de lo que implica que México sea un Estado Constitucional Democrático y de Derecho en el primer caso, las autoridades deberían de tener ya sometidos a más de un solo implicado en el hecho de incendiar a un compañero. Si funcionara todo de manera correcta, las autoridades educativas, de salud, atención a víctimas, padres de familia, etc., deberían de haberse involucrado en el caso y actuado para apoyar al joven víctima de este evento que no es un juego; no es hacer una travesura, es un delito.
En el caso del vigilante, sobra decir que los únicos congruentes en el hecho fueron los directivos de la prepa, que expulsaron al agresor; pero la erosión del sistema jurídico implica que no hemos sido capaces de revisar si vale la pena imputar a los adolescentes como adultos al momento de desplegar de algunas conductas, pues son delitos y por la edad sólo es considerada una infracción a la ley.
Y en el caso del gobernador o no gobernador con licencia, la lista de incongruencias y violaciones a la ley es enorme, y el problema surge por hacer todo a capricho y tener no tener el embalaje jurídico suficiente como autoridad y sólo haber sido llevado a un encargo producto de las redes sociales. Las acciones políticas trajeron de cabeza a una de las entidades federativas más importantes del país, con una precampaña de menos de una hora y nueve días visitando municipios. Es el colmo del daño al Estado de Derecho. Debemos saber que los contrapesos en el Congreso y la autonomía del Poder Judicial Federal salvaron el Estado de Nuevo León.
Esa es la gran lección de reflexión al momento de votar en el 2024, el Estado de Derecho se debe salvaguardar por todos, y hay que buscar que existan contrapesos; para medir y mejorar; para exigir claridad, rendición de cuentas, entre muchas otras cosas. Sobre todo, para que se participe de manera crítica construyendo armonía; a partir del Bien Hacer, que genere el Bien Estar a nivel individual para que la suma de ello genere Bien Común.
Nota al pie de página:
Es muy grato, saber que en la cumbre internacional del cambio climático; que se celebra en Dubái, tiene una nutrida participación de jóvenes. Y en estos contextos internacionales es bueno saber del rescate de una rehén de la Franja de Gaza de una mujer mexicana.
