La resolución emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), de la que dimos cuenta hace algunas semanas en este espacio, relativo a la declaratoria de inconstitucionalidad del decreto a través del cual, se integraba la Guardia Nacional (GN) a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), dejando a la GN a cargo de un mando civil, lo cual deberá de acontecer a más tardar en enero del 2024, sin duda es de la mayor relevancia e impacto.
Los actuales miembros de la GN, en su mayoría son militares en activo, comisionados del Ejército y Fuerza Aérea con cargos de mando dentro de la GN; y el espíritu de cuerpo, está integrado por reclutas, es decir, soldados con capacitación de policías militares, y un módulo de adiestramiento como guardias nacionales; sin embargo, todos tenían la certeza de contar los derechos, prestaciones, haberes, sueldos, cargos y rangos homologados a los del Ejército en cualquiera de sus armas (infantería, caballería, artillería, etc.), así como con la posibilidad de formar del servicio y carrera militar.
Lamentablemente, la resolución de la Corte no establece ni proceso, ni método a través del cual se pueda dar certidumbre jurídica a los miembros de la GN, respecto de su destino, a partir del mes de enero del año 2024.
Derivado de lo anterior, una vez que fue publicitada la resolución referida, la titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) del gobierno de México ha realizado una breve gira, con el afán de informar y dar certeza a todos y cada uno de los miembros que integran actualmente la GN, ello con el acompañamiento del subsecretario de Seguridad Pública, Luis Rodríguez Bucio, quien hasta hace algunos meses se desempeñó como el comandante general de la GN. Esto ha dado tranquilidad al personal y mando de dicha corporación; sin embargo, resulta evidente la metamorfosis que en pocos meses deberá tener la GN.
La metamorfosis es el proceso de transformación que sufre una oruga para convertirse en mariposa; algo similar está por ocurrir con la GN. El modelo emprendido desde la Sedena, deberá de transformar el mando militar a uno civil que puede o no tener formación con disciplina militar; ese híbrido funciona en distintas corporaciones en otras latitudes del mundo, (Italia, Colombia, Chile, etc.) quizá en un inicio los mandos podrán ser militares en retiro, toda vez que, cuando un oficial de carrera militar deja de estar en activo, en su esencia y disciplina siempre será militar; no obstante al no tener una relación de subordinación con la Sedena, ya que está solo existe en el activo, entonces retoman su condición de ciudadanos o civiles con formación y disciplina militar.
El Ejército ya ha dado pasos para crear una escuela de oficiales exclusivamente para ser miembros de la GN con el debido adiestramiento, misión y visión; sin embargo, como todo el proceso de maduración de este tipo de ejercicios, podría verse reflejado hasta dentro de unos 10 años, hubiera dado frutos con las primeras generaciones formadas conecta mística de la GN. Sin duda, parte del semillero de esta metamorfosis serán todos los egresados de la maestría y doctorado en materia de seguridad nacional que tanto la Sedena como la Secretaría de Marina Armada de México imparten a miembros de las Fuerzas Armadas y a civiles dentro del servicio público vinculados con áreas de seguridad y justicia de los tres órdenes de gobierno.
De forma y fondo, la metamorfosis que en breve tendrá la GN nos debe de invitar a reflexionar en varios temas. El primero de ellos es si la seguridad pública a nivel nacional debe de tener una formación de origen militar, a manera de un tronco común con una división posterior entre el ejercicio de la seguridad nacional y la seguridad ciudadana vinculada a la prevención de los delitos, a la proximidad social, a la seguridad pública, a desempeñarse como primeros respondientes, y auxiliares del Ministerio Público con las correspondientes especializaciones en la investigación de algunos delitos.
Lo he dicho en otras participaciones: se debe de formular una agenda de Estado en la que más allá de colores, se privilegie el Estado de derecho y se busque con ello combatir la impunidad. Es entonces que corresponde a los legisladores consensuar qué tipo de corporación se desea y se establezca un proceso de largo aliento, con la debida inversión en el capital humano que es lo más importante que puede llegar a tener cualquier cuerpo policiaco, con actuación a nivel federal en coordinación con homólogos del orden local y municipal.
Nota al pie de página:
Hay que tomar en serio lo que la tierra nos está diciendo, entre microsismos y exhalaciones de Popocatépetl debemos de estar alertas y prevenidos.
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