Llamada a misa: tres campanadas

26 de Noviembre de 2024

Laura Borbolla
Laura Borbolla

Llamada a misa: tres campanadas

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La semana pasada en este espacio se daba cuenta de la sentencia que en una corte federal de Estados Unidos de América dictó una sentencia condenatoria en contra del exsecretario de Seguridad Pública Federal en el sexenio de Calderón.

Y daba cuenta de que el llegar a ese punto el Departamento de Justicia (DOJ por sus siglas en inglés), tuvo que hacer una litigación estratégica, que no es otra cosa que tener conocimiento de un posible hecho delictivo, un probable responsable y el contexto de las circunstancias para acreditar el nexo entre una cosa y otra, lo cual es la clave en la estrategia.

Sin duda, el DOJ tiene fiscales para investigar, y cuenta con varias agencias federales de policías con carrera como lo son el FBI, DEA, ATF, ICE, Marshals, e incluso la CIA. Ser el vecino sureño de Estados Unidos de América nos coloca en una posición “privilegiada” para lo bueno como el Tratado de Libre Comercio y para lo malo, como es el tráfico de personas, drogas, armas y dólares. Cada agencia de investigación tiene su misión y visión de la investigación de un hecho delictivo transfronterizo.

La construcción estratégica del juicio de el Chapo fue producto de un sinnúmero de acciones, entre ellas preparar policías mexicanos en Quantico, Virginia en la academia del FBI, tener financiamiento vía iniciativa Mérida y construir las colaboraciones de los testigos a partir de la extradición de algunos “objetivos prioritarios”. Fui testigo en primera fila de algunas de estas acciones y esto inició desde 2006. Es decir, la lección que es como la primera llamada a misa, es que si algo tienen los vecinos es ser pacientes, ya que los buenos casos como el del Chapo o García Luna, se cocinan a fuego lento.

Para ir a misa del otro lado del Río Bravo, igual que en el Vaticano o la Villa, son tres llamadas. Quizá la segunda no la estamos escuchando o preferimos ver para otro lado. En lo particular considero es que la extradición de Ovidio Guzmán se concretará en unos meses, pero no pasa de este año, y ello aunado a la declaratoria que el Congreso de Estados Unidos de América hace en días pasados para investigar a los cárteles mexicanos vinculados al tráfico de fentanilo y sustancias asociadas que ha generado el mayor problema de salud para el país vecino del norte en su historia; con unos ochenta mil estadounidenses muertos por año. Lo cual tiene relación directa con las actividades tanto del posible extraditado como con el Cártel de Jalisco Nueva Generación, según lo dicho por el Congreso.

De forma y fondo, no deberíamos de esperar la tercera campanada, pues quizá no es muy lejana. Con una litigación estratégica, el escenario sería que más mandos policiales sean referenciados como miembros de los carteles, ya sea por acción como en el caso de García Luna, como testigos protegidos, y entonces con las sumas de muertos de aquel lado más la impunidad de este lado, den el paso al frente que hasta ahora tiene freno de mano, que es declarar grupos terroristas a los cárteles mexicanos. Y entonces como diría mi abuelito se junten el hambre, la necesidad y las ganas de comer.

Nota al pie de página:

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