L a semana pasada, medios nacionales e internacionales dieron cuenta de una noticia por demás devastadora: una persona reportó a la policía de San Antonio, Texas, que había encontrado un Trailer con varias decenas de migrantes, unos sin vida y otros a punto de morir.
La noticia no reparaba en lo ya referido, sino en lo realizado por los traficantes de personas, quienes se aprovechan de la vulnerabilidad de todas estas personas, que sin duda tienen condiciones de pobreza, falta de oportunidades en sus respectivos países, viven procesos de severa inseguridad y no cuentan con herramientas como la educación y empleos para salir adelante.
La migración es una solución a problemas que atañen a la civilización, ya que es vinculante a deseos de superación y estabilidad propios y naturales de cualquier persona. Salir adelante, a partir del “sueño americano” hace que personas de todas las nacionalidades, en aras de cambiar sus condiciones de vida y oportunidad, se arriesguen incluso hasta con perder la vida.
El abandono del tráiler a un costado de la vía del tren, en un paraje solitario, a sabiendas de que ya varios lamentablemente habían fallecido, saber que al parecer les había puesto algunas sustancias para que el olor de la muerte se confundiera, aunado a que el chofer, buscara aparentar que era migrante para evitar las consecuencias de sus muy diversas conductas ilícitas, es la punta del iceberg del fenómeno de corrupción binacional entre autoridades de la frontera de México y Estados Unidos de América.
San Antonio, Texas se ubica a 253 kilómetros de la frontera con Nuevo Laredo, Tamaulipas. En ambos países existen autoridades de despacho aduanal, y control migratorio y policial por ser para ambos países un tema de seguridad nacional; una vez que se cruza la frontera, los vehículos que se van a internar más allá de 35 kilómetros de la línea fronteriza requieren de un registro y permiso especial y antes de llegar a San Antonio existe otro punto de control vehicular; todo ello permite concluir a cualquiera que: el problema de la trata de personas migrantes implica a autoridades corruptas de ambos países.
Bien lo dijo el embajador Ken Salazar con motivo del festejo del día de la Independencia de los Estados Unidos, “… ser vecinos nos hace familia…” y debemos de hacer una revisión de forma y fondo del fenómeno migrante, ya que el hecho de que 67 personas viajaran hacinadas, sin ningún control en el vehículo, sin ventilación, refrigeración ni ventanas, además de falta de agua y a casi 40 grados centígrados de temperatura, prueba la desesperación de los migrantes.
Pero en esta tragedia sin precedentes por el resultado tan mortífero —53 migrantes muertos— las implicaciones legales de identificación y repatriación de los cuerpos requiere de cooperación internacional de varias naciones, ya que al menos 27 de los fallecidos eran mexicanos, 14 hondureños, siete guatemaltecos y dos de El Salvador.
Las autoridades de los dos países del lado del Río Bravo, tienen un gran reto: agilizar los procesos para que las familias de los fallecidos y sobrevivientes puedan estar juntos y, en el caso de algunos de ellos que son indígenas, facilitar las condiciones de los rituales mortuorios. No hacerlo, no sólo es criminalizar la pobreza sino también la raza y las creencias. Y ambos países deberían de asumir los costos y gestiones de visados por razones humanitarias.
NOTA AL PIE DE PÁGINA:
El festejo del Día de la Independencia de Estados Unidos se reanudó después de un par de años de la suspensión por pandemia, y el embajador Ken Salazar y su familia se lucieron con su anfitrionía y emotividad en la celebración. También tuve en casa a un nacido el 4 de julio; papi festeja en el cielo tus 74.