La Seguridad Nacional abarca un sin número de aspectos cruciales para cualquier Estado Nación, sin duda todo tiene que ver con recursos entre ellos la información, lo cual tiene todo que ver con la funcionalidad Institucional.
Hace mucho sentido la frase “información es poder” y en manos de la prensa puede ser muy bueno o muy malo, según el contexto y la fuente. El avance tecnológico producto de la Segunda Guerra Mundial y la Post Guerra, pasando por la Guerra Fría, resulta el antecedente más claro del uso de la información para desarticular y/o desestabilizar a los países.
La posesión de la información selecta, confidencial de cualquier institución en manos extranjeras es conocida como información de espionaje, lo cual es una práctica desleal, incluso traición a la patria, más si se realizaba por miembros que debían resguardarla, con el paso del tiempo y con la llegada del Internet, los espías dejaron de estar de moda, pues los cibernautas son ahora los nuevos espías, llamados hackers.
Entonces, la información se convierte en un recurso de alto valor, y la tecnología en manos negativas puede vulnerar la Seguridad Nacional, siendo esto un riesgo y amenaza, muchos países de primer mundo, cuentan con un sin número de agencias que vigilan y dan seguridad a los usuarios de la red, no los voy a a aburrir con explicar, temas técnicos de barreras de fuego para evitar inmiscuirse y robar las bases de datos e información.
No pretendo, que hablemos de los códigos de programación, ni de los lugares más seguros para resguardar físicamente los respaldos, en México está Querétaro. y Mateguala, San Luis Potosí entre otros pocos más.
El tema del hackeó a diversos gobiernos y la subasta de su información es algo que relativamente es nuevo y poco regulado más en un país que no produce tecnología propia lo cual ya tiene un riesgo y vulnerabilidad alto y en ese rango está México.
La historia del siglo XXI, está marcada por traiciones a las instituciones y la difusión de los diversos datos, ejemplo de ello es WikiLeaks; Panama, Pandora y Paradise Papers, en el que se revelaba información selecta y confidencial de varias partes e instituciones del mundo, en todas hay capítulo México; ahora exclusivamente para nuestro país, surge el mismo fenómeno con el nombre “Guacamaya Leaks”.
Más allá de analizar los fenómenos de espionaje, deslealtades institucionales, y explotación de datos por la prensa con y sin el contexto adecuado; de forma y fondo debemos de dar el paso al frente con tomar en serio el espacio nacional de la ciberseguridad y de la cibercriminalidad como temas de Seguridad Nacional en dónde nuestra versión sería la 0.0.
Sugiero, que cada quien haga lo que le toca, si hay instituciones de inteligencia; debemos tener de contra inteligencia, hoy por hoy todos hacen de todo y ya quedó evidenciado; los legisladores deben de establecer tipos penales y reglas de operación de todas las plataformas, así como límites en los contratos de adhesión de los usuarios mexicanos, ya que las empresas se escudan en no tener representantes legales y en consecuencia hay muchas dificultades para investigar de forma rápida todos los delitos relacionados con medios electrónicos, redes sociales, etc.
El Senado en concreto, debería de ratificar la convención de Budapest; que es el marco internacional de la Cibercriminalidad de la ONU, el cual fue suscrito desde el 2001 y a la fecha no ha sido ratificado.
Las acciones deben de ir acompañadas de presupuesto, de buscar tener personal certificado en los estándares internacionales aplicables al tema, sino tomamos en serio este tema, en breve estaremos alejando más las inversión nacionales y extranjeras ya que no podemos ni debemos estar rezagados de los negocios cada vez más auxiliados a la tecnología lo cual también obedece a compromisos comerciales a través de tratados internacionales.
Nota al pie de página:
Es una pena lo que sucede en la Universidad Autónoma de Querétaro, pero no resulta extraño ver detrás los intereses políticos de propios y extraños que “buscan cambiar, para seguir igual”.