La Normal Rural Isidro Burgos, ubicada en Guerrero, ha tenido fama de muchas cosas, la mayoría de ellas no es por buenas prácticas y excelencia en la formación de maestros rurales. Ni más ni menos la última noticia, que tuvimos de sus alumnos fue el intento de la toma de una caseta de la autopista México-Acapulco, la semana pasada.
El origen de las escuelas normales es la de formar maestros, para dotar a las escuelas de educación básica para todo el país.
El derecho a la educación se basa en una relación simbiótica entre alumnos y educadores, lo importante de concretar lo establecido en el artículo 3 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que tuvo su 105 aniversario el pasado 5 de febrero, es que todos entendamos la razón de la necesidad de tener un pueblo educado.
Hace 30 años México se encontraba en la estadística con condición similar a países como India, Corea del Sur, Sudáfrica, Emiratos Árabes, entre otros. Todos estos países hoy por hoy han salido del letargo, la razón es evidente, la educación fue una prioridad y combatir el analfabetismo e incrementar los niveles de educación como parte obligatoria ha hecho que todos, menos nuestro país, hayan crecido. Lo más importante es la calidad educativa y eso no puede ser si la formación de maestros no es de excelencia.
Las normales rurales, tienen un diseño institucional en el que los alumnos además de ser del entorno rural, tengan facilidades para estudiar, por ello se les dan becas de manutención e incluso algunas cuentan como la modalidad de tener espacios de pernocta. Sin duda, como muchas cosas en el diseño todo era óptimo; sin embargo, en la ejecución año con año tenemos muestras de que por un lado la calidad de los maestros no es la que los niños necesitan; el sindicato o su disidencia han coptado el espacio vinculando las vacantes con su dominio, “reformas educativas” van y vienen como políticos y líderes sindicales.
Sin duda, la Educación es un tema de Seguridad Nacional, pero más cuando las manifestaciones “pacíficas” son ejecutadas por docentes en formación y lo que hacen es tomar casetas, robar autobuses, tráileres, tomar vías férreas, lanzar bombas caseras que hacen daño y lesionan a las personas que integran las fuerzas del orden, como lo fue en días pasados con elementos de seguridad del estado de Michoacán y contra la Guardia Nacional en Guerrero.
En lo particular de forma y fondo, resulta complicado entender las noticias que nos dan los alumnos de las normales rurales, pero sobre todo de la de Ayotzinapa, Guerrero, la cual sigue y sigue, pero no es poniendo el ejemplo de buenas prácticas, los que contribuimos con los impuestos buscamos que los tres irreductibles servicios del Estado que son Educación, Seguridad y Justicia sean de excelencia, en los tres temas tenemos fallas, pero no es posible que se tengan imágenes que den la vuelta al mundo con un camión de carga sin piloto, previamente robado utilizado con premeditación, alevosía y ventaja como lo que fue un instrumento para matar, en contra de guardias nacionales que sólo portaban el uniforme y escudos.
No imagino a los futuros profesores de otros países haciendo lo mismo. Sé que manifestarse es un derecho, pero como todas las libertades, su limitante es que no afecte derechos de terceros.
Nota al pie de página:
Que la Suprema Corte de Justicia de la Nación, haya resuelto de manera favorable la pregunta de la revocación de mandato, no los hace expertos en sintaxis, mi maestra Pina de primaria los hubiera reprobado, ya que las reglas son que cada pregunta solo acepte una respuesta y en términos de medición estadística apuntan a dar respuesta medibles como un sí o un no; pero se planteó de forma muy barroca; esperemos que lo que se gaste en ello no sea en vano, pues al votar en el 2018, todos sabíamos que era por seis años de mandato.
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