Cuando México ingresó al circuito del libre comercio a través de la negociación a finales de la década de los 80 con los vecinos hemisféricos del norte de nuestro continente, se plantearon compromisos entre los socios firmantes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En ese entonces algunos fueron a corto, mediano y largo plazo, y era evidente agilizar las fronteras terrestres, lo cual ocurrió de inmediato. Para principios de los 90 se contaba con más y mejores puentes fronterizos, de carga terrestre y marítima.
A mediano plazo, en México se establecieron inversionistas que impactaron los mercados nacionales, haciendo posible la adquisición de muchos artículos a costos accesibles, que obviamente antes del TLCAN, o bien se compraban a un alto costo, vía contrabando o fayuca. El día de ayer tuve la oportunidad de hacer algo que seguramente muchos hacen los fines de semana, ir en familia y caminar en algún centro comercial.
La siguiente reflexión delatará mi edad; pero cuando era niña, en Querétaro, en la época de la negociación del TLCAN estudiaba la primaria, y cuando entró en vigor estaba en la secundaria, pero era impensable ir a un centro comercial como los hay ahora y encontrar tantos productos de tantas marcas, a un costo accesible con condiciones de compra financiera como ahora. En ese entonces la banca electrónica “moderna” a lo mucho implicaba el uso de una tarjeta de crédito de máximo cinco bancos, que había en esa época.
El peso frente al dólar era igual o más fuerte que el de hoy en día, si mal no recuerdo era 3 a 1. Claro hay que recordar que en esa época se le quitaron ceros a la moneda y eran “nuevos pesos”. Vivíamos en una burbuja financiera: el problema fue en 1994, cuando se descubrió que el gobierno saliente hizo muchas cosas que implicaron hacer mal uso del presupuesto.
Lamentablemente muchas personas perdieron su trabajo y propiedades, pues las deudas personales y la del país estaban por las nubes, aunado a que el Estado Mexicano siempre ha sido muy paternalista (da el pescado, sin enseñar a pescar). Generación tras generación, programas sociales como Solidaridad, similares a los del ahora Bienestar, han sido la política pública gubernamental por excelencia.
Sin embargo, el TLCAN, ahora T-MEC, y los países miembros han evolucionado. Las formas de ejecutarlo se han modernizado a nivel financiero, bursátil, litigioso con los arbitrajes internacionales. El TLCAN es un instrumento normativo de amplio espectro y tiene compromisos que deberán de revisarse y empatar con la Agenda 2030 de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
De forma y fondo, la Agenda 2030 debe ser materia de las propuestas de ejercicio del gobierno de México que tendrá las riendas del país del 2024 al 2030, ya que será el último plazo de revisión y cumplimiento de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño de nuestras ciudades.
Para pronta referencia los 17 ODS:
1) Fin de la pobreza
2) Hambre cero
3) Salud y bienestar
4) Educación de calidad
5) Igualdad de género
6) Agua limpia y saneamiento
7) Energía asequible y no contaminante
8) Trabajo decente y crecimiento económico
9) Industria, innovación e infraestructura
10) Reducción de las desigualdades
11) Ciudades y comunidades sostenibles
12) Producción y consumo responsable
13) Acción por el clima
14) Vida submarina
15) Vida de ecosistemas terrestres
16) Paz, justicia e instituciones sólidas
17) Alianzas para lograr los objetivos.
Ya en otras participaciones de esta columna, he sustentado cuán valioso es que construyamos una agenda de Estado Mexicano. Sin duda la ONU nos da unas buenas bases suscritas por todos los países miembros, pero sin importar si somos gobernados o gobernantes, hagamos una base sólida en el cumplimiento de todos los ODS referidos, buscando entonces que legisladores, gobierno y sociedad vayamos de la mano sobre una misma línea de ejecución, más allá de filias políticas.
Nota al pie de página:
Muchas veces no se habla de la salud mental. Es muy importante atender todos los temas, ello en el marco del 10 de septiembre, que es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio.