Anticiparse al aburrimiento

4 de Diciembre de 2024

Dany Saadia

Anticiparse al aburrimiento

Dany ficha

El aburrimiento es un estado mental comparable al fastidio que produce la música cerca de dos situaciones extremas: cuando la mente anticipa demasiado (una melodía de una sola nota) o cuando anticipa demasiado poco (una melodía aleatoria). Jorge Wagensberg.

Atentos a esa definición del aburrimiento por que es clave para nuestro autodestructivo oficio cinematográfico. A mí me tuvo meses pensando: si anticipamos demasiado la historia, el espectador se aburre y si no anticipamos nada, el espectador… se aburre.

Es ese tenso equilibrio, el pulso en la dosificación de la información, será el que enamorará o exasperará a tu público. No importa lo ingeniosa que sea la historia, no importan los sesudos diálogos, las interpretaciones únicas ni los sublimes efectos visuales… si se aburren, los pierdes.

Al aburrimiento le debe mucho la humanidad. Sin aburrimiento no habría tecnología, ni sociedad, ni nada.

Nuestros primates ancestros se dieron cuenta de que a base de rascarse las pelotas, quitarse piojos o comer hojas no se entretenían durante 24 horas.

Luego vino el cine y la televisión y lo cambiaron todo, aunque la esencia es la misma: tenemos terror al aburrimiento. Tan es así que la privación sensorial es la peor forma de tortura. Necesitamos estímulos. Poseemos mentes inquietas y ansiosas por percibir el mundo.

¿No me creen? Pues crean a Aristóteles: Por favor, no nos aburran. No nos hagan permanecer sentados durante horas sobre esos duros asientos de mármol escuchando cantos corales y lamentos sin que realmente ocurra nada. Cuidado, no digo que abracemos la actual corriente posmoderna del ruido absoluto. No. Eso también es aburrido. Se necesita equilibrio en la dosis.

Una manifestación del miedo al aburrimiento es el spoiler (el destripe), es decir el miedo a que algún gracioso nos revele una información vital de una historia que pueda estropearnos la experiencia. Como decíamos al principio: tener la información de antemano hace que anticipemos demasiado, ergo que nos aburramos.

Eso es lo que duele y por eso entiendo la psicosis con los spoilers: un guionista se devana los sesos para sorprender de forma original –algo harto difícil hoy en día- con un punto de giro inesperado y cuando vas a disfrutar de él en el momento correcto… un cretino te lo roba. Te roba el placer intelectual de ese hallazgo y te empuja por el acantilado del aburrimiento.

La clave está en los puntos de inflexión de la historia. Volviendo a Aristóteles: él decía que existe una relación entre el tamaño de una historia y el número de puntos de inflexión importantes que resulta necesario para narrarla. Por dar una imagen gráfica podríamos decir que esos puntos de inflexión son el equivalente a los latidos de un electrocardiograma. Sin latidos, la historia está muerta, más bien el espectador está muerto… de aburrimiento.

Los spoilers hacen un daño especial en determinado tipo de películas, géneros y formatos, dependientes de giros sorprendentes y vulnerables a los habladores.

Me explico: En cualquier serie de esas maravillosas que disfrutamos, el arco de los personajes se alarga en 60, 70 o más horas de ficción con la premisa de que durante todo ese tiempo deben tener enganchado y más si dependen de cortes publicitarios. Aristóteles again.

A más tiempo, más puntos de inflexión y más conexión emocional con los personajes y su destino. Pero… ¿es así en todas las obras de ficción? Si así fuera no podríamos ver las buenas películas una y otra vez. No sólo de puntos de giro vive la ficción. Michael Corleone no acabará bien.

Lo sabemos y disfrutamos su relato. Ahora van a ametrallar a Sonny Corleone en un paso de peaje ¿y? Quiero verlo. Y no me aburro.

Muchas veces doy la lata con aquello del Hero’s Journey de Joseph Campbell.

En ese viaje, como dicen los orientales, en muchas ocasiones lo importante es el camino.

*Cineasta y matemático.