Aunque la lucha por los derechos de la mujer no es nueva, en los últimos años el feminismo ha tomado un lugar predominante en la agenda pública, debido a posturas más críticas, audaces o atrevidas que han provocado cierto rompimiento al interior de este movimiento, lo que se aprovecha para polarizar los ataques contra una causa esencialmente justa.
Rosario Quintana, feminista y activista queer de la Ciudad de México, explicó en entrevista para ejecentral que pocas causas provocan más polarización que el movimiento feminista debido “a que su propia raíz constituye un reto a un marco de normalidad establecido, entonces es normal que la gente se sienta ofendida, y hasta tome un papel totalmente en contra, cuando les señalas todas esas violencias que creen naturales”.
Para Quintana, el proceso de plantear a las mujeres como seres con los mismos derechos plenos que los hombres es una idea tan radical que aún provoca molestias en ciertos sectores, e incluso cuando se empuja más allá para reconocer a otras identidades, géneros o sexualidades como iguales se puede encontrar resistencia entre otras feministas.
La investigación Hombres buenos vs feminazis: estrategias para construir un discurso antifeministas en las redes sociales, de Helena Varela
—doctora en estudios críticos de género—, explica cómo los mensajes de odio y desinformación respecto a este movimiento fueron utilizados por el partido de ultraderecha español Vox para intentar reformar políticas públicas de violencia de género.
Para Carolina Vásquez, antropóloga social experta en temas de género, el comportamiento de Vox no es muy diferente a lo que ocurre en México luego de las manifestaciones feministas, en donde las redes sociales se llenan de mensajes de odio, burla e incluso de amenazas que provienen no sólo de usuarios comunes, también personalidades y autoridades se han unido a este discurso de polarización.
Rosario Quintana considera que tender puentes de entendimiento no solamente es algo necesario para el feminismo, sino que representa un arma contra los ataques de odio que niegan los avances de este movimiento, y del que podrían generarse acuerdos para exigir con total contundencia a las autoridades de todos los niveles “ya que mientras nos peleamos entre radicales, liberales, transexcluyentes, y hasta las que defienden al presidente, diez mujeres siguen siendo asesinadas diariamente en el país”.