Desde hace algunos días un espectro blanco de largos cabellos atormenta a un pueblo del noreste de Malasia, aterrando a sus supersticiosos habitantes para que permanezcan en sus casas, y respeten el confinamiento destinado a contener la epidemia del coronavirus.
Este “fantasma” es Muhamad Urabil Alias, un habitante del pueblo de Kemaman que tuvo la idea de vestirse con una larga túnica blanca, una máscara y una peluca para hacer rondas nocturnas.
“Miraba las noticias, y como veía que cada vez más gente moría (...) decidí dar miedo a los habitantes” para que respeten el confinamiento, dice a la AFP este hombre de 38 años.
Como en varios países, Malasia impuso un confinamiento estricto para evitar la propagación del virus.
Este país ha registrado más de 5 mil casos de contaminación por el virus, y más de 80 muertos.
Esta original iniciativa para convencer a la gente de que se queda en casa se revela eficaz en un país donde las creencias en seres sobrenaturales están muy implantadas, en particular en las regiones más rurales.
Un habitante del pueblo, Muhamad Abdilá, explica que cuando los jóvenes ven al “fantasma” recorrer las calles, “corren como locos hacia sus casas”.
“Ahora, antes de salir, miran si el fantasma anda por los parajes o no”, agregó.
Cuando Muhamad Urabil Alias publicó una foto de sí mismo vestido de fantasma en las redes sociales, el éxito fue fulgurante. Y la policía llegó a verlo.
Al principio, dice que creyó que iban a arrestarlo, pero en lugar de eso lo felicitaron por su iniciativa y se hicieron una foto con él.
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