Un ataúd blanco es custodiado por decenas de flores del mismo color, frente a ellas las caras largas y las lágrimas dan el último adiós a Milagros, la mujer que apuñalaron en calles de León, Guanajuato, hasta causarle la muerte; su agresor dice estar “arrepentido”.
Sólo pasaron unas horas para que el asesinato de Milagros se hiciera viral en redes sociales, y unas cuantas más para que las autoridades lograran detener a su victimario: Migue “N”, quien en palabras del presidente municipal de Guanajuato, Alejandro Navarro, dijo estar arrepentido y querer un abogado.
Mientras los familiares de Milagros rezaban para su eterno descanso, Miguel “N” se encontraba en una gasolinera ubicada en la región de Noria Alta; ahí, testigos lo reconocieron y llamaron a la policía.
El asesino de Milagros al verse rodeado, llamó al 911 para indicar su ubicación exacta, dijo estar arrepentido y que quería entregarse a la justicia, según los primeros reportes oficiales.
¡”Justicia!” para Milagros
Pasaban las tres de la tarde cuando la carroza llegó al panteón de San Nicolás para dar el último adiós a Milagros Monserrat; su madre, sus familiares, amigos y compañeros de trabajo gritaban “¡justicia!”, pero sólo la primera se desmayó al abrir el ataúd para despedir a su hija.
Sobre las declaraciones de su asesino, un familiar de Milagros rechazó su presunto arrepentimiento: “No es cierto, no tiene remordimientos. No tiene sentimientos”.
Miguel “N” podría enfrentar una condena de hasta 60 años de prisión –pena máxima por el delito de feminicidio según el Código Penal Estatal–; esto después de que las autoridades de Guanajuato descartaran que su asesinato se trató de un intento de robo: “fue un ataque directo, por presuntas rencillas personales”, dijo la Secretaría de Seguridad Pública.
Al final de la tarde, las rosas blancas custodiaron la tumba de Milagros; mientras entre canciones, porras e innumerables lágrimas, los asistentes al funeral poco a poco se retiraron esperando que se haga justicia. EJ
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