El expresidente de Zimbabue, Robert Mugabe, héroe de la independencia que dirigió con mano de hierro el país africano entre 1980 y 2017 y hundió su economía, falleció a los 95 años.
“Con una profunda tristeza, anuncio la muerte del padre fundador de Zimbabue y expresidente, el comandante Robert Mugabe”, declaró este viernes el actual jefe de Estado, Emmerson Mnangagwa, en un tuit.
“El comandante
Mugabe
era un ícono de la liberación, un panafricano que dedicó su vida a la emancipación [...] de su pueblo. Su contribución a la historia de nuestra nación y de nuestro continente no se olvidará jamás. Que su alma descanse en paz”, añadió el mandatario.
El exjefe de Estado murió en un hospital de Singapur, donde pasaba temporadas por razones médicas, según el gobierno sudafricano. Por el momento no se diponen mayores detalles de las circusntacias de la muerte.
El presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa, alabó a un “combatiente de la liberación y defensor de la causa de África contra el colonialismo”.
China, por su parte, destacó a un dirigente “excepcional” que “defendió firmemente la soberanía de su país”.
“Una nube negra envolvió Zimbabue y más allá", reaccionó un exministro de Mugabe, Jonathan Moyo, tras el anuncio de la muerte del expresidente. “Un día oscuro”, tuiteó su portavoz Jealousy Mawarire.
Mugabe tomó las riendas de la antigua Rodesia, tras su independencia, en 1980. Durante su mandato de 37 años al frente de Zimbabue, uno de los más largos del continente africano, pasó de ser héroe de la independencia y amigo de Occidente a tirano que provocó el hundimiento económico de su país.
El “camarada Bob”
Recibido como libertador en 1980, su política de reconciliación en nombre de la unidad del país le valió elogios generales, especialmente en las capitales extranjeras.
Pero rápidamente, el héroe mostró mano dura con sus opositores. Sus abusos contra la oposición, fraudes electorales y sobre todo su violenta reforma agraria lanzada en 2000 recibieron las condenas de Occidente.
El “camarada Bob”, considerado durante mucho tiempo como insumergible, fue abandonado progresivamente por los fieles a su régimen.
A finales de 2017, tras un golpe de Estado del ejército apoyado por su partido (Zanu-PF), el entonces jefe de Estado más longevo del planeta se vio obligado a dimitir. Dejó un país sumido en una profunda crisis económica que no deja de agravarse.
Fue reemplazado al frente del país por su ex vicepresidente, Emmerson Mnangagwa, al que había destituido poco tiempo antes.
Soberano provocador, acostumbrado a métodos impactantes, Robert
Mugabe
provocó a menudo tanto la indignación de sus detractores como los aplausos de sus partidarios.
Desde su dimisión, el anciano con una salud frágil hizo escasas apariciones públicas. En los últimos años, sufrió más de un tropezón y algunas caídas en público.
Según la prensa local, efectuó numerosas estancias médicas en Singapur, adónde viajaba habitualmente desde hacía varios años.