La Junta de Gobierno del Banco de México se encuentra en una situación de parcialidad, debido a que el presidente Andrés Manuel López Obrador no nombró a un sucesor de Gerardo Esquivel como subgobernador ni ratificó su nombramiento que podría haber extendido ocho años más.
Pero para los integrantes de la Junta, como Jonathan Heath, la decisión de dejarlo fuera ya es razón para extrañarlo.
“Extrañaremos a Gerardo Esquivel, ya que siempre aportaba a la discusión con buenos argumentos. Sin embargo, tomamos nota de sus preocupaciones, en especial, no llegar a tener una postura monetaria excesivamente restrictiva y permitir que opere la postura restrictiva ya alcanzada” , señaló Heath en su cuenta de Twitter.
El mandatario mexicano no ratificó a Esquivel en su cargo, sino que quiso mandarlo fuera de las fronteras del país, en una posible embajada u otro cargo para que ayudara al gobierno, señaló en algún momento el presidente.
Incluso, fue postulado el pasado noviembre para presidir el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), del cual no tuvo oportunidad para hacer consenso para ganar la presidencia debido a la premura en su candidatura y al poco tiempo para hacer campaña entre los miembros del Consejo de esa institución.
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Hoy está hueco el lugar de Esquivel y su futuro con incertidumbre, pero en materia monetaria el Banco de México, o Banxico, está parcial, cuando la misma ley obliga a que la Junta de Gobierno sea imparcial en sus decisiones, por lo que se contempla a cinco miembros para que los fallos sean contundentes y definitivos, lo que abona a una autonomía que es fundamental en su ser de la institución, y ahora que son solo cuatro podría surgir controversias.
La Ley de Banxico establece que los cambios en sus miembros debe ser cada dos años de manera escalonada
El próximo 9 de febrero, el Banco de México deberá reunirse y discutir el rumbo monetario del país, por lo que para garantizar que la autonomía y la confianza financiera se mantenga, el presidente deberá proponer a un nuevo miembro y deberá ser ratificado por el Senado, aunque la Ley marca los tiempos de sucesión entre los miembros, no hay sanción si el presidente no postula a un nuevo candidato.
Aunque no hay sanciones, las repercusiones en el entorno económico pueden pasar una alta factura a la administración obradorista, ya que se deteriora la confianza entre los que quieran invertir en México al no haber un marco seguro de legalidad y que el gobierno pueda ser un obstáculo para el crecimiento económico.
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