Un ex guardia polaco de un campo nazi que vivía desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) en Estados Unidos fue expulsado a Alemania a donde llegó este martes, indicaron las autoridades alemanas y estadounidenses. Nacido en Polonia, Jakiw Palij, hoy de 95 años, trabajó como asistente de las SS en el campo de trabajo forzado de Trawniki en 1941 en el cual más de 6 mil judíos fueron exterminados. “Con la admisión de Palij, el gobierno federal envía una señal clara de la responsabilidad moral de Alemania”, afirmó a la AFP un portavoz del ministerio alemán de Relaciones Exteriores. Palij llegó el martes en la mañana al aeropuerto de Düsseldorf, y fue trasladado a un centro de cuidados geriátricos cerca de Münster (oeste), según la prensa alemana. “La obligación que deriva de nuestra historia implica la aceptación y un debate honesto sobre los crímenes del régimen de terror nazi (...) Nosotros asumimos la responsabilidad hacia las víctimas del nacional-socialismo así como hacia nuestros socios internacionales”, declaró el ministro de Relaciones Exteriores alemán Heiko Maas al diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. Palij inmigró en 1949 a Estados Unidos y obtuvo la nacionalidad estadounidense ocho años más tarde. Pero en 2003, un juez federal se la retiró porque mintió sobre su pasado en las SS. El fiscal estimó que Palij, como guardia del campo de concentración evitó que los prisioneros se escaparan y “contribuyó directamente a su masacre”, algo que él niega. No obstante, y a pesar de los reiterados pedidos de las autoridades estadounidenses, el exguardián no pudo ser expulsado. Al final pesaron más las regulares manifestaciones delante de su casa en Nueva York. “Palij mintió sobre el hecho de ser nazi y se quedó en Estados Unidos durante décadas. Su expulsión envía un mensaje fuerte: Estados Unidos no tolera a aquellos que facilitaron los crímenes nazis y otras violaciones de derechos humanos y no encontrarán refugio en suelo americano”, dijo en un comunicado la Casa Blanca. Alemania juzgó y condenó estos últimos años a varios ex integrantes de las SS por complicidad en asesinatos, pero hasta ahora ninguno ha ido a la cárcel por razones de salud. El último caso fue el de Oskar Gröning, conocido como el “contable de Auschwitz”, que murió en marzo a los 96 años de edad justo antes de ser encarcelado.