Expreso de Cabaret | “Alguna vez pensé en que quería una abuela convencional”

18 de Noviembre de 2024

Expreso de Cabaret | “Alguna vez pensé en que quería una abuela convencional”

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La historia de este joven funcionario de 32 años no sólo abarca su paso por el activismo político y por varias instituciones, sino que se extiende a la de su abuela, Ifigenia Martínez, cuya figura ha sido emblemática en el México que hoy conocemos, y a quien él reconoce como su guía

Desde la trinchera de Conocer, una nueva dependencia adscrita a la Secretaría de Educación Pública, a sus 32 años, Rodrigo Rojas Navarrete es uno de los funcionarios más jóvenes de esta administración que se mueve sin mayores pretensiones que las de hacer su trabajo, pero inspirado en la trayectoria de su abuela, la senadora Ifigenia Martínez, una de las figuras más emblemáticas de la política mexicana.

Cualquiera podría suponer que su juventud y su activismo podría colocarlo poco afín a la institucionalidad, pero no es así, es todo lo contrario y es hasta su sello que lo ha acompañado desde niño, al ser criado en una familia en la que la política y el servicio público representan la ruta de vida.

Y para prueba está su trayectoria: se ha desempeñado como asesor honorario de la Academia Mexicana de Economía Política, consejero del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, incluso en sus inicios fue coordinador juvenil del Frente Amplio Progresista y candidato a Diputado Federal.

¿Ser nieto de una figura de la política nacional como Ifigenia Martínez cómo ha marcado tu vida?

La abuela siempre nos educó (a sus nietos) la confianza en nosotros mismos. En lo personal yo no busco llegar a ocupar un lugar o un espacio (como ella) porque es irremplazable. El lugar que tiene en la historia y el reconocimiento público nacional e internacional con el que cuenta es por su gran trayectoria y su esfuerzo, porque es una mujer que abrió brecha para muchas mujeres y también para hombres, tanto en el tema académico como en la lucha progresista y en la lucha democrática. Yo lo veo como un privilegio al poder tener una maestra como ella, un referente y una guía. A la fecha, cuando tengo una duda o debo tomar una decisión importante, le pregunto y para mí eso es muy valioso. Yo no lo veo como un compromiso, pero sin duda es una gran responsabilidad ser su nieto. Es mi más grande motor y motivo para continuar trabajando en la administración pública y en cierta parte, en la política.

¿Qué anécdota podrías contarnos sobre tu abuela?

La anécdota más importante, y aquí viene un poco sobre cómo me adentro en la política, es en el año 2000. Estaba por concluir mis estudios de preparatoria y ella me invitó a participar en la primera campaña presidencial del entonces candidato a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador, y por supuesto que caminar a su lado, recorrer la República Mexicana, ayudarla en algunas cuestiones sobre temas juveniles o también en el consejo consultivo, que eran puros personajes notables, este gran consejo asesor que respaldaba el proyecto de nación del ahora presidente López Obrador. Entonces, para mí fue maravilloso aprender y gracias a eso fue que conocí la realidad de nuestro país y me hice un hombre muy sensible y sobre todo observador de ver las necesidades de nuestra población; eso fue lo que me motivó para que estudiara y me especializara en temas que tuvieran que ver con políticas públicas.

Entre otras anécdotas están los viajes que he hecho con ella. Tuve la oportunidad de conocer al presidente Fidel Castro Ruz en Cuba, porque ella encabezaba una misión para entregarle un reconocimiento. Nunca se me va a olvidar que el presidente Fidel Castro me tocó la cabeza y me dijo: ‘debes sentirte muy orgulloso porque tienes una abuela muy valiosa y muy reconocida’. Eso jamás se me va a olvidar. En ese momento yo era un niño de 12 años. De ese viaje hay varias anécdotas. Por ejemplo, irme a bailar con ella, los famosos mojitos... Somos ocho nietos, pero creo que la relación que hemos construido ella y yo es entrañable.

¿Cuál es la personalidad de tu abuela respecto a sus nietos? ¿Es de esas abuelas regañonas, con actitud firme o ha sido un poco más afable?

En este aspecto tengo sentimientos encontrados. En contexto, desafortunadamente a mi abuela paterna nunca me tocó conocerla, así que la única abuela que me tocó conocer fue a Ifigenia y alguna vez pensé en que quería una abuela convencional, que me contara un cuento, que me hiciera unas galletitas o que me hiciera un suetercito, pero me di cuenta de que no tenía una abuela convencional. A lo mejor no es una mujer muy expresiva, pero manifiesta su cariño de otras formas. Ella siempre nos inculcó el gusto por la lectura. Yo tuve algunas dificultades en matemáticas en la primaria y me compró un libro que me leía todos los domingos, se llamaba El diablo de los números. Era divertidísimo aprender con ella.

No es una mujer regañona, es una abuela bastante consentidora, es una mujer muy divertida y cuando trata de temas serios es una mujer muy analítica. Ella piensa muchas veces antes de dar una respuesta definitiva, pero cuando emite su respuesta es una mujer implacable. Eso también se lo ha inculcado a sus hijos y por supuesto, a sus nietos y yo espero que a sus bisnietos, que aún son muy pequeños”.

Al involucrarte en la política y el servicio público, ¿tu abuela te ha dicho algo en tu trabajo? ¿Te ha llamado la atención o te ha dejado ser?

Es muy respetuosa y eso nos ha funcionado mucho. Aquí viene otra anécdota: en la campaña de 2018 mi hermano fungía como secretario particular del candidato José Antonio Meade, del PRI, y yo estaba en el equipo de campaña del entonces candidato López Obrador y muchas personas nos preguntaban “¿Y cómo le hacen en las comidas familiares o qué temas se tocan o está prohibido hablar de política?”... y para nada. Esto es lo grandioso de mi abuela, que es una mujer extraordinariamente respetuosa, institucional y que siempre nos ha inculcado el respeto a nuestras ideas políticas y de cualquier otra índole. Entonces, en el momento que el presidente me hizo el encargo de la institución que actualmente encabezo, ella me dio sólo un consejo: ‘haz las cosas lo mejor posible, revisa todo dos veces y haz siempre tu labor pensando en la patria y la ciudadanía’. Esto es algo que yo traigo muy grabado y que he tratado de llevar en esta gestión; esto será de aquí pa’l real.

¿Cuántos años tienes, Rodrigo?

Treinta y dos.

Eres un político bastante joven ya haciendo carrera, pero ¿qué fue lo que te atrajo hacia la política y al servicio público?

Tuve la fortuna, desde pequeño, de vivir en un ambiente en el que la palabra México era un referente a mencionar a diario. Gracias a eso crecí con valores de servicio y con un profundo amor a mi patria. Eso fue lo que me hizo, en un momento definitivo, decidirme a estudiar Ciencias Políticas y Administración Pública, y después robustecer estos conocimientos con un posgrado en Administración Pública. Haber podido crecer al lado de un personaje, a quien admiro profundamente, que es mi abuela, la maestra Ifigenia Martínez, un referente de la izquierda nacional, para mí fue un gran privilegio que me haya permitido compartir su sabiduría y sus enseñanzas, y sobre todo su gran amor por este país.

Aparte de tu abuela y el presidente López Obrador, ¿qué figuras públicas son sus modelos?

El ingeniero Cárdenas, Heberto Castillo e, insisto, el presidente López Obrador, sobre todo su férrea convicción y su pasión por México, su liderazgo y su pasión por México. Por supuesto, Porfirio Muñoz Ledo en muchos temas lo ha sido; hay cosas en las que no estamos de acuerdo (...) pero sin duda en su modelo de lucha y su historia política. Yo considero a Muñoz Ledo como el mejor orador que ha tenido este país.

¿Cómo reaccionas habitualmente frente a la jerarquía?

Completamente institucional y eso lo aprendí desde niño, y eso siempre me lo decía mi abuela: para saber mandar hay que saber obedecer. No tengo ningún problema con la autoridad. Sé perfectamente cuál es mi lugar, cuál es mi espacio. ¿Qué competencias están en mi ámbito diario y por supuesto que hay que ser institucionales y saber siempre darles su lugar a nuestros líderes y a nuestros superiores.

¿Qué ha representado estar al frente de Conocer?

En diciembre próximo estaremos por cumplir los tres años. Ha sido un reto maravilloso. Lo que puedo decir es que Conocer es una institución magnífica, muy noble, porque llevamos a cabo políticas públicas para ayudar a las personas: reconocer a las personas, las destrezas, los conocimientos, las aptitudes de las personas a través de un certificado avalado por la SEP, es un tema de muchísima relevancia. Hay muchísimas personas que no tuvieron la posibilidad de cursar educación básica, media superior o superior, pero que a través de los años y de la experiencia han aprendido a hacer una u otra actividad, el que se lo podamos reconocer es algo increíble. En el tema emocional es un parteaguas, pues se sienten valoradas y reconocidas. Para mí es muy gratificante ver cómo se va superando la gente.

¿Cómo interactúa un órgano desconcentrado de la SEP como Conocer con esta institución?

Trabajamos en conjunto, somos un equipo. Soy una persona muy institucional; yo admiro mucho a la secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez. El Presidente tuvo un gran acierto en nominarla como titular de esta gran secretaría. Es la primera vez que un maestro dirige a esta institución. Yo veo en la maestra un liderazgo de una persona que escucha (...) Entró en un momento complicado que es la pandemia, pero su liderazgo y su guía va a sacar adelante a la institución.

¿Te consideras un líder o un seguidor?

En cierta parte algunos tenemos algo de líderes y seguidores. A lo mejor puedes ser un líder para otras cuestiones. En algún momento todo mundo quiere ser un líder y en esa construcción nos encontramos. Hoy en día mi líder es el Presidente de la República y también, sin duda, la maestra Ifigenia.

¿Cuál fue la decisión más importante que adoptaste en el pasado?

Dedicarme a lo público. Tuve la oportunidad de poder haberme dedicado, quizá de una forma exitosa, a la iniciativa privada, pero yo decidí el reto de dedicarme a la administración pública y lo decidí porque mis ideales y mis convicciones personales estaban en servir a la ciudadanía. Ser servidor público es eso: ayudar a la ciudadanía a tener mejores condiciones de vida.
Una de mis decisiones más importantes de mi vida ha sido dedicarme al servicio público.

Defínete con cinco adjetivos.

¡Ay, dios! Como dice el famoso refrán: halago en voz propia es vituperio, caray. Tenaz, responsable… yo considero que también soy una persona leal, honesta y trabajadora.

¿Y tus defectos?

Ahí sólo te voy a decir dos: berrinchudo y quizá que me gusta ser muy perfeccionista, sobre todo en temas relacionados con el trabajo.

¿Qué has aprendido de tus errores?

Te dejan un aprendizaje para que no los vuelvas a cometer (...) Los errores los cometes, los asumes, y también debes de saber que todo tiene una consecuencia. Mientras sepamos que nuestras acciones tienen una consecuencia nos hace más conscientes para saber transitar del lado correcto.

¿Qué tipo de personas te sacan de quicio?

Las personas mentirosas y desleales.

¿Cuál es tu idea sobre el éxito?

El éxito lo puedes encontrar en cualquier aspecto de tu vida, pero hay que saberlo valorar y medir, y sobre todo que no te la creas, porque en el momento en el que tú te empiezas a creer que eres un hombre exitoso, vienen algunas fallas. Hay que saber siempre tener los pies en la tierra. El éxito es pasajero. Son momentos en la vida para saber aprovechar las oportunidades y saber dar lo mejor de ti en cada una de esas oportunidades.