Para todo el mundo, incluidos los propios inventores y desarrolladores de las vacunas de ARN mensajero, fue una sorpresa que éstas resultaran tan eficaces para combatir al SARS-CoV-2, responsable de la pandemia de Covid-19, y hasta ahora, más de un año después de que se autorizaran para su uso de emergencia, empiezan a explicarse el por qué.
Un nuevo estudio encontró que la vacuna desarrollada por la compañía BioNTech y la farmacéutica Pfizer activa de manera fuerte y persistente un tipo de células inmunitarias conocidas como células auxiliares foliculares T, las cuales tienen dos efectos beneficiosos: por un lado ayudan a las células productoras de anticuerpos a crear grandes cantidades de anticuerpos, los cuales son cada vez más poderosos, e impulsan el desarrollo de la memoria inmunológica.
Estas células auxiliares se mantienen presentes y activas hasta seis meses después de la vacunación, y una vez que disminuyen, dejan a las células productoras de anticuerpos de larga duración y a las células B de memoria a cargo de la protección contra la enfermedad grave y la muerte, dijeron los investigadores de la Universidad de
Washington en St. Louis y el Hospital de Investigación Infantil St. Jude.
Además, las células auxiliares foliculares T son activadas en general por una parte del virus en la que, hasta ahora, no se han registrado mutaciones, ni siquiera en el caso de la variante Ómicron, que es la que tiene más mutaciones acumuladas.
Con Delta y Ómicron, las vacunas han mantenido la prevención de la enfermedad grave y la muerte. “Creo que la fuerte respuesta de ayuda folicular T es parte de la razón por la que las vacunas de ARNm continúan siendo tan protectoras”, dijo en un comunicado Philip Mudd, uno de los autores de la investigación publicada la semana pasada en la revista Cell.
Los primeros anticuerpos que se producen en respuesta a una infección o vacunación no son muy buenos pero, conforme las células B pasan tiempo en los ganglios linfáticos, van mejorando, y las células auxiliares foliculares T son los “instructores” de esos “campos de entrenamiento”.
Eficacia. Las vacunas han mantenido la prevención de la enfermedad grave.