Con invitados de alto nivel como Selena Gomez y Madonna, la princesa del pop dijo que sí a Sam Asghari en una ceremonia íntima celebrada en su mansión en Thousand Oaks, que dio de qué hablar, tras el arresto de Jason Alexander, primer esposo de Britney Spears previo a la ceremonia.
Y es que Alexander cuenta con una orden de restricción interpuesta por la cantante, tras la anulación del matrimonio de 55 horas de duración hace más de una década. Aún así, el hombre que fue amigo de la cantante mientras crecían, se apareció en la casa y burló a los guardias de seguridad pretextando su amistad.
Todo quedó grabado en una transmisión en vivo que el hombre hacía por sus redes sociales y que se cortó después de que los elementos de seguridad sometieran al hombre y lo entregaran a la policía de California para que lo procesaran ya que cuenta con un cargo de robo en otro condado del estado.
La boda también quedó en evidencia por la ausencia de familiares de la cantante, que después del juicio del control parental y la polémica por los abusos que ventiló su hermana Jamie Lynn, no se aparecieron por el lugar.
Tampoco sus hijos, Sean Preston y Jayden James asistieron a la unión aunque están felices por su mamá, aseguró el abogado de Kevin Federline, papá de los adolescentes.
Después de la ceremonia, donde la cantante tenía un vestido diseñado por la mismísima Donatella Versace y Asghari un esmoquin a medida, la cantante aprovechó para recrear el icónico beso con la reina del pop de 2003 en una fiesta que es la cereza del pastel para la cantante.
BG
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