Las y los brasileños acudirán a las urnas el domingo 2 de octubre para votar por quien se convertirá en su presidente por los próximos cuatro años; pero además elegirán a gobernadores, senadores, diputados federales, provinciales y de distrito.
Se trata de una elección de suma importancia, no solo por la posible continuidad del actual mandatario Jair Bolsonaro o el regreso de Luiz Inácio Lula da Silva a la presidencia de Brasil; también por la participación de las mujeres, tanto en las urnas como en las candidaturas a elecciones populares.
Con el 52 por ciento, las mujeres representan la mayoría entre el electorado, según información del Tribunal Supremo Electoral (TSE); además, consiguieron estar presentes en el 33 por ciento de todas las candidaturas a disputarse el próximo domingo.
Esta cifra representa el mayor porcentaje de participación femenina en las elecciones de Brasil, y se ajusta a la medida para la conmemoración por los 90 años desde que se respetó el derecho al voto de las mujeres.
“Una buena noticia, aunque queda mucho camino para cerrar la brecha de género en la política brasileña”, advierte la organización Luminate Group.
Pero no solo las mujeres tendrán una participación histórica. El TSE reveló que el 0.02 por ciento del electorado pertenece a la comunidad LGBTTTIQ+ y que ejercerán su voto con el nombre que prefieran ser designados e impresos en sus credenciales de elector.
Luminate agrega que para este proceso electoral se inscribieron más de 200 personas pertenecientes a esta comunidad; 75 de ellas transexuales o transgénero.
Inclusión ¿A qué costo?
Y es que los esfuerzos de organizaciones civiles permitieron que se impulsaran mecanismos legales para otorgar recursos a los partidos políticos con la condición de incentivar la participación de las mujeres y los grupos minoritarios del país en las candidaturas populares; al grado de que en las boletas del próximo domingo aparecerán 49.8 por ciento de candidatos autoidentificados como personas negras o multirraciales.
Una investigación de MonitorA 2022 reveló que de 175 candidatas mujeres y pertenecientes a la comunidad LGBTTTIQ+, 95 recibieron amenazas, intimidaciones y violencia política por razón de género.
“Están locas”, “son histéricas” o “padecen enfermedades mentales”, fueron algunos de los mensajes que recibieron de manera constante en sus cuentas de Twitter; a algunas de ellas llegaron comentarios más amenazantes que las obligaron a utilizar chalecos antibalas durante la campaña.
A pesar de la participación histórica de las comunidades subrepresentadas, Luminate Group advierte que la agenda de los dos candidatos a la presidencia no contempla grandes acciones para estos sectores de la población.
“Es fundamental que las instituciones comprometidas con la democracia en Brasil traten la violencia política como una prioridad absoluta (...) La violencia política perpetúa un ciclo de exclusión para las comunidades subrepresentadas ya que desincentiva su participación”, advierten.
No menos preocupante, es la agresión sufrida por periodistas. Reporteros Sin Fronteras (RSF) documentó cerca de tres millones de ataques contra el gremio solo durante el primer mes de campaña; el 88 por ciento de las ofensas, fueron dirigidas a mujeres comunicadoras y con una amplia carga misógina.
Lula vs Bolsonaro
La mayoría de la información que circula en torno a las elecciones de Brasil está enfocada en la disputa por la presidencia, el regreso de Lula o la continuidad de Bolsonaro y las consecuencias geopolíticas que esto traerá a la región.
Hasta el momento, según las encuestas de Datafolha e Ipec, Lula da Silva mantiene una intención del voto del 50 por ciento, por un 36 por ciento de parte de Bolsonaro.
A un día de la primera vuelta de las elecciones, los dos candidatos llevaron a cabo sus respectivos cierres de campaña.
Jair Bolsonaro encabezó una rodada de motociclistas hasta el Parque Ibirapuera, en Sao Paulo, donde miles de sus simpatizantes lo esperaron al grito de “¡Lula ladrón, tu lugar es la prisión!”.
En tanto, Lula da Silva, también en Sao Paulo, encabezó la “marcha de la victoria” por la emblemática avenida Paulista, escenario de manifestaciones sociales. ¡Brasil, urgente, Lula presidente!, gritaron sus seguidores.
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